Introducción

El blog tiene la intención de esparcir conocimiento en áreas como la psicología, espiritualidad y misticismo, la información tendrá como fuente autores relacionados con las temáticas anteriormente señaladas, ademas de mi propia autoria. La finalidad no es dar información o conocimiento que yá se conoce sino contribuir con el mismo según mi propio trabajo y reflexión ,por su misma naturaleza las palabras expresadas serán de un aliento hipotético, sin fin de absolutismos ni caracteres de verdades únicas.Que este blog contribuya no solo al autoconocimiento, sino a la reflexión de cada uno de los lectores, en planos tan altos como el espiritual hasta el tan cotidiano terrenal.

sábado, 9 de agosto de 2008

Lingüística y Realidad del Ser

Lingüística y realidad del ser.

Para poder adentrarnos en el mundo de lo simbólico y poder comprender de qué forma el hombre percibe el mundo y su mundo, es necesario tener bases que, además de servir como explicación, puedan servir para extraer la idea y comprenderla, hacerla descender desde el concepto abstracto a una idea ejemplificada. Para ello, tome como referente el mundo de las palabras o mejor dicho de las letras en si mismas, para poder comprender el ideal del concepto.

En la base de toda nuestra formación como seres Humanos hay un elemento que se da en todas las culturas, sociedades y diferentes grupos humanos; el lenguaje, este conjunto de códigos, símbolos, significados y significantes ha logrado desde la antigüedad transformar la realidad del hombre, desde la mas pequeña herramienta, hasta la construcción de grandes edificaciones, el lenguaje logra comunicar y al hacer esto es capaz de dirigir a través de la voluntad la atención de otro, formándose una red de intenciones codificables por el contexto de significación en que se maneja un tal emisor.
Así toda palabra tiene el poder
[1] de manifestar para poder satisfacer una necesidad, pues es justamente esta, la que mueve la voluntad y un conjunto de otros elementos (ya sea el cuerpo, la mente, la emoción) para completar el espacio vacío producido en la carencia de.

En la formación de las letras, podemos observar dos elementos presentes, el primero de ellas, es la forma que las caracteriza, es decir, el dibujo que le corresponde como símbolo, en segundo lugar es el significado que se les atribuye en un nivel cultural y social.
Por ejemplo. Si tomamos la letra “M” al momento de observarla inmediatamente, decimos en nuestra mente “eme”. Pues es el significado que le corresponde a ese símbolo culturalmente. Ahora si yo escribiera “M” y les dijera que esto es una letra llamada “zeta” se me diría que mi concepción es errónea, porque culturalmente se nos ha enseñado que corresponde a la letra “eme”. Por ello lo que cambia o puede cambiar, es el significado que se le ha dado a la letra, pero su forma o su dibujo no puede cambiar porque el hacerlo, estaríamos variando el símbolo, con lo cual, dejaría de ser. “M” puede dejar de ser “eme” porque el significado de “eme” se le puede dar a cualquier símbolo que la cultura estime como tal. Pero su dibujo como símbolo mismo, si llegase a cambiar, dejaría de ser “M”. Así la esencia de las cosas no es su significado o el nombre con que se les reconoce, si no su misma forma que las caracteriza y que en si mismas, por ser símbolo sin nombre ni significado no se les puede nombrar, porque el hacerlo no nos acercaríamos a su esencia, (en el caso en que la persona quiera conocer las cosas) sino mas bien a su exterioridad manifestada en múltiples significados. La verdadera esencia de las cosas, no se puede hablar en el lenguaje de lo humano, si no que este, se debe reducir a la experiencia de tal. Empero el hombre puede hacer un esfuerzo, si bien no puede conocer la esencia misma, puede atribuirles una característica y tal como lo describía anteriormente, dar un significado y trabajar con ellas desde ahí, según se adapten de la mejor forma para satisfacer esa necesidad. En el caso de las palabras, lograr comunicar.
Al no poder nombrar las cosas por su misma esencia, estas no se diferencian de las otras, más que en su forma. Solo se diferenciaran en cuanto se les pueda caracterizar con un nombre por lo que adquieren una identidad que las separa y logra individualizar de las demás. Por ejemplo, imaginemos que los animales no tuviesen nombre, al momento de querer diferenciar a un gato de un perro o de un pájaro, simplemente diríamos “animal”. Entre ellos no existiría diferencia alguna, solo en su forma, pero al darles un significado como “perro”, “gato”, le estamos dando identidad e individualidad, pero aun así no pierden su esencia que es ser “animal”.

Todo símbolo posee una forma y un significado atribuido a ese símbolo, pues, el símbolo en si, no es mas que una imagen, que en la realidad adquiere significancía en cuanto le atribuimos un significado, es decir, las cosas adquieren su poder, en cuanto dotamos a estas de una valoración simbólica comprensible dada por la atribución de un significado.
Y podemos comprender que en el ser humano ocurre lo mismo. Aristóteles ya nos decía, “toda materia tiene forma, por ende el alma es la forma del cuerpo”.


Cotidianamente, nos movemos en un mundo que se rige de muchos significados, de formas, colores, tamaños y texturas, están presentes en todas y cada una de las cosas. Animales, plantas y seres humanos, son poseedores de las más variables y extrañas formas que a su vez constituyen su mundo externo, su contexto que los lleva a experimentar y experienciar el medio en su mas variable manifestación.

[1] En las tradiciones místicas es la palabra quien permite plasmar en la realidad como manifestación de la voluntad.

1 comentario:

Xime dijo...

¡Qué platónico!
Entretenido cómo llevaste la simbología y convencionalismos del lenguaje a un todo que nos rodea. Es bastante clásica tu visión al respecto y con ello no digo que no sea válida. Hay ciertos estudios que plantean que la experiencia como una forma de cognición es crítica dentro del desarrollo del lenguaje, incluso antes que podamos hablar y como una etapa preparatoria, lo que se puede complementar bien con lo que dices.

Pero hay un experimento aún más interesante y es que resulta que no todas las palabras serían tan arbitrarias como parecen ser, es decir los referentes (entiéndase por referente a aquello que designo con la palabra y que es distinto de la 'cosa' en sí) tendrían cierta cualidad para que yo la designe de tal o cual forma. Se presentaba una forma muy puntiaguda y otra muy redondeada a un grupo de personas, les decían que una se llamaba "kiki" y otra "bubba" los sujetos de distintas culturas debían decir cuál era cual. La mayoría nombraba "kiki" a la puntiguada y "bubba" a la redondita. Ahora, esto no es una defensa total para rebatir la arbitrariedad del signo, pero sí plantea que dentro de lo convencional hay ciertas cosas que parecen ser naturales. De ahí a que se acerquen a la esencia de las cosas, no sé, es un camino largo.

Otro dato freak en cuanto a las grafías. Cachai que la grafía élfica del anillo único, de ESDLA, indica los rasgos fonológicos de su pronunciación? el chico con el que salgo me dijo eso. O sea, si tiene curvas, por ejemplo, indica el modo de articulación. Qué curioso cómo Tolkien se lo planteó, me asombré montones cuando me lo dijo, de algún modo trató que la letra indicara su pronunciación. Chan!

Y puta, pa' variar me fui pa' otro lado, pero me gustó la entrada, me asombró tus intuiciones en lo que al lenguaje respecta. Sobre lo otro, creo que es materia que toca más a la filosofía y ahí no me suelo meter mucho xD. Saludos, enano =P