Introducción

El blog tiene la intención de esparcir conocimiento en áreas como la psicología, espiritualidad y misticismo, la información tendrá como fuente autores relacionados con las temáticas anteriormente señaladas, ademas de mi propia autoria. La finalidad no es dar información o conocimiento que yá se conoce sino contribuir con el mismo según mi propio trabajo y reflexión ,por su misma naturaleza las palabras expresadas serán de un aliento hipotético, sin fin de absolutismos ni caracteres de verdades únicas.Que este blog contribuya no solo al autoconocimiento, sino a la reflexión de cada uno de los lectores, en planos tan altos como el espiritual hasta el tan cotidiano terrenal.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Consideraciones acerca de la materia y su papel en el Opus de la alquimia.

Emblema L. El dragon y la mujer se han dado mutua muerte, y se empapan en sangre mutuamente.

Sé paciente y no desesperes de la Obra. Rectifica hasta que encuentres el león verde, brillante y verdadero, que reconocerás por su gran peso. Es la tintura del Oro. Contemplarás los signos admirables de nuestro león verde, al que ninguno de los tesoros del león romano podrían pagar. ¡Gloria a quien ha sabido hallarle y sacar de él la tintura!. Es el verdadero bálsamo natural de los planetas celestes; impide la putrefacción de los cuerpos, y no permite a la lepra, a la gota, ni a la hidropesía, que se implanten en el cuerpo humano. Cuando ha sido frecuentado con el azufre del oro, se le prescribe en dosis de un grano.” Paracelso


 En un primer acercamiento a lo que motiva a transmitir en este apartado, está el tomar conciencia sobre una dimensión que está tan presente y tan cotidiana, que la conciencia poco toma en cuenta como componente primordial en el desenvolvimiento en nuestras vidas.
Es tanto así que ni si quiera se cuestiona la presencia de esta, más bien se da por hecho su constitución y su papel protagónico en la vida de varios de miles de personas. El material con el que está construido todo aquello con lo que nos topamos en nuestra vida cotidiana, es algo tan ordinario para nuestras vidas, que poco vale la pena el ponerse a reflexionar sobre ella. Mas nos llaman la atención reinos sutiles que tanto se ha dedicado por estudiar la teosofía, la antroposofía con su estudio del ser humano y sus dimensiones psico-espirituales, las tradiciones de sabiduría. Sin embargo me gustaría detenerme un momento a reflexionar, a pensar y meditar sobre algo tan ordinario que “solo lo hallaras entre el estiércol” dicen en la antigüedad los alquimistas. Tan desvalorada esta la materia que muchos de los que buscan un camino espiritual intentan separarse de ella, para alcanzar estados más sutiles o elevados de comunión, sin al menos dedicar unos cuantos momentos a pensar ¿En qué estoy parado? ¿Qué es aquello que me rodea? ¿Qué es aquello que en primera instancia y más concreta, me constituye?. Estas preocupaciones al parecer poco o nada tienen que ver con un sendero espiritual, sin embargo, un ejercicio que puedo asegurar generara una visión distinta sobre nuestra cotidianidad, es comenzar a ver a la materia, nuestras paredes, el sueño, un auto, un escritorio, todo cuanto de material hay a nuestro alrededor, incluso nuestro propio cuerpo y el de las personas a nuestro alrededor surgen como algo de una dimensión (porque no decirlo) milagrosa sobre el secreto de la vida misma. Porque tengo un cuerpo? Que es esto tan concreto?. Finalmente ¿Qué es la materia? Reflexionar sobre ello de seguro traerá a nuestras mentes los avances tecnológicos y científicos que hay al respecto para intentar responder a estas preguntas, que sin duda han llamado la atención desde la primera edad del ser humano. Hoy en día esto se intenta explicar a través de los átomos y las partículas subatómicas que componen la materia, si bien esto podríamos decir que es correcto en su grado, debemos al menos dejar un espacio para el misterio de lo creado. La materia por más que nos la expliquemos con átomos, al solo mirar a nuestro alrededor podemos constatar que no basta al hombre entender cómo se compone, pues al vivir la materia misma, parece ser algo mas allá, pues esta explicación no deja satisfecho al espíritu de ninguna época , que no se basta con explicar, ya que cuando experimenta la vida cotidiana, mantiene un dejo de duda sobre, que es esta.
En algún sentido, hemos aprendido a llamar a esto que nos constituye y constituye todas las cosas que somos capaces de percibir con nuestros 5 sentidos ordinarios, con el nombre de “materia”, este nombre simplemente nos ha ayudado a designar algo que sin embargo en mayor o menor medida nos es desconocido.
Hay algo llamado materia, pero este nombre simplemente ha surgido en la necesidad de explicar algo que nos es irreconocible, una materia que no conocemos más sino por sus efectos.
Los alquimistas tenían seriamente esto en consideración, pues ellos eran conscientes de que algo había y en efecto algo hay, sin embargo no sabemos que es. Ese misterio era designado con el nombre de materia prima, que en una etapa primaria era caótica y oscura y si bien en algún sentido ellos no conocían el término de lo inconsciente, bien conocían sus efectos. Esto lo podemos constatar a través de las imágenes y alegorías en sus tratados, en los símbolos utilizados para explicar las distintas transformaciones y, que en ciertas ocasiones podemos encontrar hacen alusión mas que a una operación química, a una transformación interior, intima y personal, tal es el caso de la Aurora Consurgens tratado alquímico atribuido a Tomás de Aquino, el cual posee en particular alegorías referidas a un proceso interior, mas que a intercambios de sustancias químicas.
Así es como esotéricamente se reconoce la alquimia como una búsqueda por el perfeccionamiento del ser humano y no lo que vulgarmente se entiende como transformación de los metales simples en oro, una atribución mas exóterica.
A esta ciencia de Dios y enseñanza de los santos, el secreto de los filósofos y elixir de los doctores, la desprecian los tontos que no saben lo que es. Burlarse de esta ciencia es la causa de toda ignorancia. Con los tontos se ha de hablar como hablaría uno con gentes que están dormidas, sin ponerlos nunca en el mismo nivel que al sabio. Siempre habrá pobreza e infelicidad en el mundo porque el número de tontos es inmensamente grande. Dice la Sabiduría: "Os llamo, oh, hombres, y llamo a los hijos del entendimiento. Entended la parábola y su interpretación, entended la palabra de los sabios y su enigma". En manos de la Sabiduría están el poder, el honor, la gloria y el reino: Ella tiene sobre la cabeza una corona de doce estrellas resplandecientes, y sobre su túnica hay una inscripción: "Como reina gobernaré y mi reino no tendrá fin para aquellos que me encuentran". Aurora Consurgens
Aunque bien estaban al tanto de que al transformar la materia, algo en su interior también era transformado, de ahí sus correspondencias con las sustancias químicas.
Entendiendo esto en términos psicológicos actuales, podemos entender que aquello que los alquimistas de entonces realizaban, era tal como en su libro Psicología y alquimia, Jung muy bien retrata, es una proyección de los contenidos inconscientes sobre la materia química que estos trabajaban. Así la realidad psíquica del alquimista se depositaba sobre estos contenidos y eran posibles de modular.
Así en principio tenemos dos componentes con los que trabaja el alquimista, la primera es la llamada materia prima y lo inconsciente.
En principio y en rigor, lo inconsciente, es tal y por tanto nunca podremos llegar a conocerlo directamente, solo lo conocemos por sus efectos. Por ello para poder alcanzar el umbral de la conciencia, este deber ser necesariamente proyectado sobre algo en su exterior. Por otro lado, la materia tampoco sabemos con certeza que es, sabemos gracias a la ciencia como se compone pero ésta y su comportamiento en relación a nuestra psique es bastante incierta y poco sabemos al respecto. Lo único que hemos podido constatar es que un cambio en una de las dos sustancias acarrea modificaciones, seamos conscientes o no de ello, en la otra parte.
Desde un punto de vista alquímico la materia es designada como aquello fijo, denso, con propiedades femeninas, tendiente a la inercia. En contraposición a lo volátil, sutil y elevada naturaleza del espíritu.
Así simbólicamente encontramos alegorías que hacen alusión a estas dos propiedades; un león o un dragón alado hacen alusión al espíritu o Espiritus Mercurialis, mientras que una serpiente, un lobo, un cuervo, aluden a la materia, aún imperfecta y oscura.
Una imagen no menos importante dentro de la alquimia es la del león verde. Este león lo podemos encontrar en muchos tratados que hacen alusión al procedimiento alquímico para realizar el opus magnum o la Gran Obra.

En principio comentábamos la poca consideración e importancia en reflexionar sobre la materia y hasta entonces hemos comentado la atención que trajo sobre los alquimistas. Si esta mereció tanta atención, es porque en si mantiene las posibilidades de transformación interna, pero que solo el adepto será capaz de reconocer, en su importancia y naturaleza.
La materia en sí mantiene entonces 2 naturalezas, una perfecta y otra imperfecta. Lo que preocupa en preferencia al adepto que busca perfeccionar su naturaleza inferior, es entonces, descubrir como separar ambas naturalezas de modo de dejar en sí aquella materia prima esencial para perfeccionar. Es aquí donde surge la importancia del león verde.
Esta separación o separatio es el discernimiento que el adepto requiere para elegir qué aspectos de sí mismo debe dejar de lado y porque aspectos él desea trabajar. El león verde, sinónimo del ácido sulfúrico, de igual coloración, permitirá llevar a cabo esta operación, separar en el caso de algunos metales la piedra sucia, del metal puro, que será nuestra materia prima. Hoy en nuestro país chile en el proceso de extracción del cobre el proceso es llamado la lixiviación, donde se le aplica ácido sulfúrico junto con agua a la piedra, en donde se disuelve el cobre y se forma sulfato de cobre.
Así el león verde también es llamado nuestro resto de oro.
Has preguntado qué era el verde, pensando que el bronce era un cuerpo leproso a causa del verde que posee. Por eso te digo que todo lo que existe de perfecto en el bronce es ese verde que está en él; pues ese verde es transformado de inmediato por nuestro magisterio en nuestro oro muy verdadero, tal como hemos experimentado. Pero no podrás de ninguna manera preparar la piedra sin el duenech verde y líquido que parece nacer en nuestras minas. ¡Oh verde bendito que engendras todas las cosas!” Michael Maier, sobre el Rosarium Philosophorum.
Entonces nos encontramos que la materia no solo es aquella parte oscura de la creación, sino que contiene aspectos potenciales a desarrollar por el adepto en su propia naturaleza, pero que por un acto de voluntad ha decidido iniciar un viaje de purificación y separación, entre lo esencial de lo que no.
Desde una perspectiva teosófica, Dios descendió sobre todas las cosas y su espíritu quedo atrapado en la materia, trabajo que el adepto alquimista a aprendido a liberar.
En su trabajo intimo, el adepto debe aprender a reconocer en cada aspecto de la materia que lo rodea ese resto de oro, si desea trabajar fervientemente sobre sí mismo, reconocer en todas y cada una de las cosas que te rodean, una parte de ti. Fijarte pues como te relacionas con ella.
Reconocer en cada acto de voluntad, en cada pensamiento, palabra y acción la presencia de vuestro espíritu en acción. Reconoce que pues, en cada vínculo con el mundo que te rodea encontraras el espíritu prisionero, esperando que llegue quien tenga la llave que extraiga el oro filosófico. Hazte entonces con vuestras virtudes, reconoce vuestras sombras, llamad al león verde y rendirle culto, pues más sabio sabe, que extraído en la materia te muestre el camino de la santa doctrina, la gran obra de los sabios.
Cocinad a baño maría, poned una olla sobre otra y prended fuego a vuestra cocción, y observad como la paciencia aplicada con sabiduría sobre cualquier trabajo, permitirá disolver vuestras impurezas. Estad atentos, pues cualquier cambio en la temperatura puede arruinar el resultado. Trabajad duro por vuestra obra, se constante y paciente con cada receta y no permitas que vuestra materia se arruine, buscadla dentro de oscuras cuevas, en lo profundo hallarás lo que buscas. Si surge miedo o sufrimiento, es señal de buen andar, pues la putrefacción se lleva a cabo y no hay materia que no se lamente por perder aquello que creía lo constituía.