Introducción

El blog tiene la intención de esparcir conocimiento en áreas como la psicología, espiritualidad y misticismo, la información tendrá como fuente autores relacionados con las temáticas anteriormente señaladas, ademas de mi propia autoria. La finalidad no es dar información o conocimiento que yá se conoce sino contribuir con el mismo según mi propio trabajo y reflexión ,por su misma naturaleza las palabras expresadas serán de un aliento hipotético, sin fin de absolutismos ni caracteres de verdades únicas.Que este blog contribuya no solo al autoconocimiento, sino a la reflexión de cada uno de los lectores, en planos tan altos como el espiritual hasta el tan cotidiano terrenal.

miércoles, 25 de abril de 2012

Breve reseña sobre Hermetismo y Alquimia.


“Mientras Santo Tomás de Aquino imponía su privilegiada lectura de la Biblia y la filosofía natural renovaba sus intentos por develar el universo, un nuevo sentimiento emergía entre los poetas, filósofos platónicos, pensadores de lo religioso, alquimistas, magos y kabbalistas. Era una nueva búsqueda de la analogía y de la afinidad universal, que influenciaría las teorías y prácticas artísticas, las nuevas teorías del mito y proveyó una nueva religión para muchas personas que ya no creían en el Dios de la teología” (Eco, en Carrasco, 2007, P. 65)

Roob (1997) definirá el Hermetismo como una ciencia de las antigüedades que según un sin numero de textos cuenta su proveniencia del antiguo Egipto, y del llamado en griego; El Tres Veces Grande, Hermes Trimegistos. Su nombre proviene del antiguo Dios alado Griego y conocedor de las Artes Hermes (en latín Mercurius) y del Dios Thot, dios de la escritura y la magia. Se dice que este fue un antiguo faraón que escribió mas de 30.000 textos relacionados con la alquimia en donde encontramos su mas famoso escrito “La Tabla de Esmeralda” además de otros manuscritos sobre filosofía en donde se destaca su “Corpus Hermeticum” un compendio de 24 textos sagrados escritos en Griego en donde se dan a conocer las principales creencias de esta filosofía, mas tarde llamada por los adeptos como Filosofía Hermética.
Esta expresión simbólica da pie a las múltiples críticas que se le ha hecho al esoterismo, pues se le discute el reservado conocimiento destinado a solo unos pocos.

"Lo que caracterizo profundamente a esta filosofía fue su capacidad de establecer conexiones entre todos los elementos del universo a partir de una impronunciable Fuente de Todo." (Carrasco, 2007, P. 65)

Sin embargo, es verdad que hoy en día la tarea de aquellos que buscan aproximarse a una doctrina o a un ejercicio serio de transformación interior, se ven limitados en la forma en que se expresan las experiencias y los símbolos. Tal como nos expresa Wirth (2005) ha resultado en un descrédito de las antiguas doctrinas como la alquimia, ya que se ha ido perdiendo la comunicación y el entendimiento del lenguaje con que lo espiritual o a lo que el mundo interno anímico se refiere, suele aparecer a la conciencia.

Así para poder comprender estos principios y dinámicas de transformación los antiguos hermetistas tuvieron que necesariamente recurrir a ciertas alegorías y símbolos para darse a entender. De modo que se hace estrictamente necesario comprender ciertos símbolos para poder acceder al conocimiento espiritual profundo. De esta forma el conocimiento de lo sagrado se protege a sí mismo, debido a que ciertos símbolos solo estarán disponibles en su total manifestación para solo aquellos cuya conciencia permanezca preparada y cuyo corazón permita ser fiel depositario de la verdad y amor. Simbolizado por aquella llama que aquellos altísimos iniciados destacan en su libro el kybalion.

Los tres Principios

En el hermetismo encontramos el principio primordial que da origen a toda cosa en la creación. Ellos lo llaman la Lux Infinitum o lo que en su correspondencia los cabalistas llaman el Aor Ensoph (Ain Soph).
Esta luz infinita yace en cada una de las cosas, aunque le corresponde a cada uno ir reconociendo, o en lenguaje psicológico, ir haciendo más conciente.

Este centro (la fuente de toda existencia) se revelaría como un fuego interno, lo que los alquimistas denominarían su azufre, y tiene una naturaleza expansiva. Sin embargo este principio lumínico además se manifestaría de forma externa, el cual está constantemente influenciando al centro, esta sustancia se reconoce con el nombre del mercurio.
Ambos principios, es decir, el azufre que es lo que sale y el mercurio, lo que entra, necesitan de un tercer elemento que los sostenga, equilibre y contenga. Hablamos de la Sal.


Estos tres aspectos o manifestaciones del principio primordial, se encuentran en todas y cada una de las cosas.
El mercurio también recibe el nombre de AZOTH de los sabios ya que en él está contenido todo el origen. Este acrónimo hace referencia a la primera y última letra de los principales alfabetos utilizados por los hermetistas. Encontramos la “A” tanto de los latinos como la alpha de los griegos y la Aleph de los hebreos. La ultima letra de los latinos en la “Z”, la “O” en la Omega de los griegos, y la “TH” en la Thau de los hebreos. Así se completa y cierra un ciclo con la palabra AZOTH.

Al Azufre le corresponden cualidades masculinas como la energía expansiva, el coraje, atrevimiento, audacia, liderazgo. El crea, inventa y otorga.

Al Mercurio corresponden virtudes complementarias como lo femenino, la calma, el retraimiento y la resignación. El adivina, siente, ensueña, imagina y comprende. Desde la alquimia el mercurio es reconocido como dueño de todos los contenidos primordiales, en psicología analítica el inconsciente colectivo es contenedor de todas las experiencias y conocimientos de la psique humana.

La Sal por su parte, siendo el equilibrio de estas 2 polaridades, es la estabilidad, el medio conciliador, y por ende, el símbolo de la sabiduría, se dice de ella. Es por correspondencia aquello que en el ser humano, se encuentra en el medio (no en el centro), entre el alma del individuo y el espíritu colectivo, de ahí su característica mediadora y de la cual el adepto debe hacerse completo cargo, puliéndola, purificándola en la putrefactio, separando la innecesario de lo esencial.

Debido a que todo proviene del gran Todo, el ser humano debe trabajar y buscar unirse a la fuente y al creador de todas las cosas. En ello está el papel de la purificación de la sal alquímica. Preparar a la personalidad, su permeabilidad ante aspectos más esenciales, puros y espirituales del Ser.
Así podemos obtener que un azufre armonizado por una sal purificada en mercurio. Es un querer particular en armonía con un plan superior, por medio de un yo equilibrado y elevado.

Nos encontramos entonces que desde esta perspectiva, el trabajo de la individualidad es realizar una alianza, armonizando la propia vida del Ser interior con los aspectos terrenales del mundo exterior. Lo que los alquimistas llamarían sublimar la materia prima, espiritualizarla, elevarla de modo que el alma individual pueda abrirse paso en una conciencia cada vez menos egoica, y así alcanzar la llamada reintegración occidental, el nirvana budista y la iluminación indu, en el gran Todo.

Referencias

-Carrasco, A. “La interpretación simbólica del mito”. En “Aportes en psicología Clínica analitica Junguiana.” Volumen I, año 2007, universidad Adolfo Ibañez. Santiago, Chile.

- Roob, A. (1997), Alquimia y Mística. Italia: Editorial Tashen.

-Wirth, O. (2005) Teoría y Símbolos de la Filosofía Hermética, Traducción del francés y resumen de Ismael Berroeta. Disponible en Ebook: http://eruizf.com/biblioteca/martinistas/oswald_wirth/oswald_wirth_teoria_y_simboloss_de_la_filosofia_hermetica.pdf

sábado, 14 de abril de 2012

La interpretación Simbólica del Mito.


“El mito es un sistema de símbolos. En el mito se encuentran una serie de elementos simbólicos, relacionándose entre sí, de tal modo, que producen un efecto o cumplen una función para quien tome el mito.” (Carrasco, 2007, P. 72)

Como señalamos en un inicio acerca del papel del símbolo, este guarda en sí un conocimiento que es develado solo y únicamente reconociendo el papel que cumple en la conciencia del individuo, y esta función, es significativa en cuanto permite realizar al sujeto una suerte de percepción que cambia o modifica su manera habitual de estar en el mundo.
Este rol que cumplimos cada ser humano en nuestra propia vida puede verse reflejado no pocas veces en dinámicas que se han generado generación tras generación. Estos papeles o roles, en su expresión fenoménica pueden variar entre un individuo u otro, dependiendo por ejemplo del papel que ejerzan en la sociedad o la propia historia bibliográfica del sujeto.
Sin embargo el lugar desde el cual se sitúan para realizar una tarea incumbe roles que pertenecen a un colectivo. Pareciese que estos roles tuvieran un orden preestablecido, orden que pertenecen a un mundo ordenado racionalmente, pero que en lo profundo de su base mas instintiva provienen de un estrato natural primitivo arquetípico (Banderas, 2010), en un sentido junguiano.
De aquí que el hombre antiguo, conocedor de la naturaleza, y conciente de esta doble naturaleza de las cosas haya ideado modos de convivencia que le permitiesen conectar con ese lado sagrado de las cosas. A partir de estos fenómenos es que a lo largo de la historia del ser humano, el rito a formado parte esencial de las comunidades y sociedades culturales humanas, manteniendo y perpetuando durante generaciones el efecto de la experiencia religiosa.
Una de estas actividades que hasta hoy en día perduran y que ayudan a devolver el sentido de sacralidad a la experiencia humana, es el relato mitológico.
Este tendrá su génesis como un intento del hombre por solucionar los padecimientos del alma (Banderas, 2010), y encontrar por sobre todo, un sentido a lo que hace. Esto es lo que posiblemente ligue a la antigua actividad de lectura y traspaso de los mitos de generación en generación a la actual tarea que están abocados los terapeutas.
“Ante símbolos arquetípicos el terapeuta debería recurrir a los paralelismos encontrados en el folklore, los mitos o expresiones artísticas… El método sintético es analógico, es decir, busca similitudes entre las imágenes o temas, posibilitándose así el reconocimiento de un patrón.” (Carrasco, 2007, P. 77)

Si entonces el mito resulta ser un sistema de símbolos arquetípicos, es decir, que se expresan de igual forma en las distintas comunidades, culturas y sociedades de manera indistinta, entonces podemos encontrar en ellos, una importantísima fuente de información, que nos habla del acontecer de ese grupo colectivo.
“A partir de estas funciones es posible identificar dos grandes tipos de mitos. Una primera diferenciación identifica mitos que se refieren al mundo natural del cual cada persona es parte. Existe, también, una mitología sociológica, vinculando al individuo con una sociedad en particular.” (Campbell en Carrasco, 2007, P. 73)

El mito surge a modo de imagen arquetípica como un patrón de organización, haciendo referencia a ese elemento que forma parte de cada experiencia propiamente humana (Banderas, 2010) y, que permite unir a partir de ciertas analogías, los elementos que en la narración aparecen como parte de un contexto o escenario mitológico.
“El estudio comparativo de todas las mitologías del mundo, por igual, conduce a ver la historia cultural de la humanidad como una unidad. “Porque —explica— encontramos que temas tales como el robo del fuego, el diluvio, la tierra de los muertos, el nacimiento virginal y el héroe resucitado tienen una distribución mundial; aparecen por doquier, en nuevas combinaciones, aunque son, como los cristales de un caleidoscopio, sólo unos pocos, y siempre los mismos” (Campbell en Folch, P. 4)
Por lo tanto este conjunto de imágenes colectivas (personajes y contextos del mito), van a representar cada una por si misma una particular forma de vincularse, pensar y emocionarse del individuo que lee o experimenta el mito.
Y además, nos dice Banderas (2010) el sentido arquetípico del mito comienza a actuar por si mismo.
De ahí la importancia de la emergencia del propio mito personal, que revelará a su vez
“…producciones espontáneas de la psique, no intencionadas ni influidas por la cultura” (Carrasco, 2007) y que a su vez además revela una capacidad ordenadora diferente dependiendo de la propia psiquis del sujeto. Esta perspectiva arquetípica ayudará a descubrir “el patrón que funciona a nivel colectivo para poder reconocerlo a nivel individual” (Banderas, 2010)

Esa actividad, que procura poner un motivo colectivo en función del entendimiento de acciones y contextos individuales es lo que se conoce con el nombre de la Amplificación.

Referencias:

-Banderas, F. (2010) “Humanismo Simbólico, Técnica del Relato Mítico”. Presentación en Ppt., Cátedra Psicoterapia Humanista y Transpersonal. Universidad del Pacifico. Santiago de Chile.

-Carrasco, A. (2007)“La interpretación simbólica del mito”. En “Aportes en psicología Clínica analitica Junguiana.” Volumen I, año 2007, universidad Adolfo Ibañez. Santiago, Chile.


- Folch, F. J. (1991-1992) libro resumen “Joseph Campbell: Las Máscaras de Dios
Vols. I, II, III y IV”[ebook]. Madrid: Editorial Alianza.

lunes, 9 de abril de 2012

El arquetipo; Una mirada Junguiana y Platónica.


Ahora, desde una perspectiva Transpersonal, es importante también, a modo de poner los arquetipos y sus símbolos al servicio de una hermenéutica de los mitos, hablar del Arquetipo desde una mirada integradora desde estas dos formas de explicar la realidad tanto psíquica, de realidad como del alma humana.
Puede que parezca en primera instancia, una suerte de mezcolanza de teorías y de contenidos, entre lo Junguiano y lo platónico, sin embargo, si nos servimos de un mapa de la psique y de lo aportado por las tradiciones espirituales, de las que sin duda Jung exploro y de alguna forma incluyo en sus estudios, podremos entender, que el intento que aquí se logra exponer es que tanto el arquetipo Junguiano y el platónico, son válidos en tanto se pueda hacer una distinción clara al respecto, de que es lo que abarca y es que a donde pertenece cada uno de estos conceptos, y como desde luego, pueden verse conjugados en función de un mayor entendimiento de la configuración humana y de la realidad tanto psíquica como espiritual.
Para Platón el alma, pertenecerá al mundo de las ideas, un plano que está fuera y alejado del hombre en si mismo, por lo que este debe esforzare y trabajar para poder llegar a él.
Según Durán (2010) el alma producto de un desequilibrio en uno de sus componentes, (que será la razón), no se ha podido conducir correctamente en su parte irracional o instintiva o de los deseos, la razón se ha visto sobre pasada por ellos, de aquí que esta (el alma) caiga al mundo sensible, donde desde ahí a de usar el hombre su razón para subordinar sus deseos y convertirse en un hombre virtuoso y por lo tanto de bien.

En el caso de Jung, el alma, será una parte que se encuentra en el ser humano, no debe ir en busca de ella como en el caso de Platón, en que el alma está en otra instancia, a la que designa como el mundo de las ideas.
En Jung esa parte colectiva, que pertenece a toda la humanidad por igual y de la cual provienen todos los arquetipos, es el inconsciente colectivo. En el caso de Platón es desde el mundo de las ideas desde donde también provienen los arquetipos o estas Ideas primigenias, perfectas y eternas (Gaarder, 2011). En ambos casos el hombre no puede acceder directamente a estos lugares, es decir, tanto al inconsciente colectivo Junguiano como al mundo de las ideas Platónico. (Durán, 2010)
Siguiendo esta idea, en el caso de Jung, el inconsciente colectivo es considerado como un espacio psíquico en el cual habitan los arquetipos y en el caso Platónico, el mundo de las ideas es un espacio metafísico con propiedades trascendentales, en el cual se encuentran estas ideas o arquetipos y por lo tanto de carácter ontológico.
Siguiendo la idea planteada por Durán (2010) el inconsciente colectivo será considerado como “un espacio psíquico formado por todo aquello que la humanidad ha conocido y “olvidado””. Y esto que ha sido olvidado corresponde a los arquetipos o ideas primigenias.
Platón señala que el mundo ideal se encuentra separado del ser humano, tal como se señalo con anterioridad, pero que sin embargo, el alma al provenir directamente de ese lugar antes de encarnar, conoce aquellos contenidos, pero luego son olvidados en la caída al mundo sensible.

“Uno de los contenidos que Jung estaría dispuesto a asignarle al Inconsciente Colectivo es lo que él denominó como “restos de una edad de oro”. Indica que, de haber sido estos contenidos parte de la conciencia, lo habrían sido de conciencias mas ampliadas que las actuales; que luego, estos contenidos, se habrían perdido en el tiempo, para aparecer nuevamente, esta vez en el inconsciente.” (Durán, 2010, Pg. 19).

Este punto es de un valor muy importante entre ambas teorías, debido a que esto implicaría que el inconsciente Colectivo de Jung y el Mundo de las Ideas de platón habrían sido para el alma lugares ya conocidos, y que solo debieran re-conocerse, pues estarían ya olvidados, uno en el inconsciente y el otro por pertenecer al mundo de las sustancias.
Otra diferencia que vale la pena mencionar y destacar, es que para Jung, aquello que no pertenece a la conciencia, no existe, pues la existencia es propia de aquello que puede conocerse y como el ser humano no puede acceder directamente a esta instancia psíquica que es el inconsciente Colectivo, este no existe. Su existencia solo puede, sin embargo, inferirse por sus efectos, efectos que estarán determinados por los arquetipos, es decir, por un símbolo o imagen arquetípica.

“El arquetipo es una posibilidad dada a priori de la forma de la representación. No se heredan las representaciones sino las formas, que desde este punto de vista corresponden exactamente a los instintos, los cuales también están determinados formalmente. Así como es imposible comprobar la existencia de arquetipos en sí, tampoco puede comprobarse la de los instintos en tanto estos no actúen in concreto” (Jung, 1970, pg. 74)

Platón sin embargo, plantea que como este Mundo Ideal tiene un carácter ontológico, este ya existe, este mundo simplemente “es” independiente de la existencia del hombre en si. Por lo tanto este “Ser” Platónico contiene en si toda la existencia. “las realidades esenciales existen Per se”. (Durán, 2010, P. 20).

Por otro lado; “El Inconsciente Colectivo, mientras carezca de existencia psicológica, podrá ser representado también psicológicamente como oscuro, negro, sombrío, reflejando la ausencia de luz, color o figura; es lo propio de los contenidos inconscientes” (Jung, citado en Durán, 2010, P. 21)

Este punto es de suma relevancia para el papel que se conjuga entre el Inconsciente Colectivo y el Mundo de las Ideas.
Si el Inconsciente Colectivo, es oscuro y sombrío, pues no podemos acceder a él directamente sino por sus efectos, la función del alma por lo tanto será poder traer esos contenidos desde el inconsciente a la conciencia. El poder realizar ese descubrimiento y conexión permitirá acceder al centro del Inconsciente Colectivo, el Self para Jung, el cual tiene carácter numinoso y constituye una unidad universal (Durán, 2010).
“La aparición de los arquetipos tiene un declarado carácter numinoso que, si no se quiere llamar “mágico”, hay que llamar espiritual. Por eso este fenómeno es de la mayor importancia para la psicología de la religión.” (Jung, 1970. P. 149).

A través de este camino es que se accede a la verdad, lleva al hombre a ser un hombre de bien, una cuestión de tipo ética señalará Duran (2010).

Por su parte, el Mundo de las ideas de Platón, es un lugar luminoso, por poseer en si las ideas y toda la existencia en este “Ser”.
Por lo tanto el ser humano debe esforzarse por querer y poder llegar a este Mundo Ideal a través de la Razón, la cual es la máxima expresión del hombre virtuoso, pues le permite acceder a un estado de contemplación y felicidad, a través de la concupiscencia.
La concupiscencia será entendida como la capacidad del alma de recordar aquello que ha olvidado. Así se entiende que será esta la mayor labor del alma. Al igual que en Jung el acceder a este Mundo (de las Ideas en el caso de Platón) es la contemplación del Bien y de la virtud y verdad en el hombre. (Durán, 2010, P. 22).

Para resumir; en ambos autores existe este lugar superior al cual el alma debe acceder para poder alcanzar la virtud, el bien y la verdad. En el caso de Jung, el alma debe encontrar en si misma, es decir la psique, su propio centro, pues lo inconsciente colectivo es una parte de esta psique pero que se encuentra sepultada o inconsciente, a partir de ahí es que se alcanza este Self o totalidad con el mundo y consigo mismo.

Para Platón, el alma debe esforzarse con fuerza y valentía por llegar a este Mundo Ideal trascendente al cual el hombre debe aspirar alcanzar a través de su Razón, para lograr el recuerdo o la concupiscencia de su alma, lo que entrega al hombre su virtud y verdad.
Por lo tanto por lo mencionado anteriormente, iluminarse desde un aspecto Junguiano es hacer conciente las propias sombras conectando con el Self o sí mismo, centro de la totalidad de lo inconsciente colectivo y desde un sentido platónico intentar salir de la ignorancia a través de la Razón, para llevar a nuestra alma hasta nuestra máxima virtud como hombres, que se halla en el Mundo de las Ideas.

Sin embargo ambos persiguen el mismo objetivo, “Una razón por la cual vivir que esté más allá de las necesidades inmediatas y que implique trascender la materia para alcanzar el interés del espíritu, la plenitud del alma”. (Duran, 2010, P. 24).
Esa razón por la cual vivir, nosotros le llamamos el sentido de vida, una solución que el individuo se plantea a si mismo en su existencia.

*Este intento por darle un sentido a la existencia, puede verse retratado de múltiples formas a lo largo de la historia de la humanidad. Por ejemplo en los Mitos. Temática que será abordada en la próxima entrada del blog.

Referencias:

- Durán, P. (2010) ¿Inconsciente Colectivo de Jung y Mundo de las Ideas de Platón, una Conversación Necesaria? - Encuentros: Revista Latinoamérica de Psicología Analítica. Número 2 Págs. 3-28. Santiago de Chile, Diciembre del 2010. Obtenido desde: http://revista.cgjung.cl/

-Gaarder, Jostein. “El Mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía” Cap.“El Mundo de las Ideas” Pg. 89 .Ebook. Extraído el 19 de septiembre del 2011. Desde: http://www.dad.uncu.edu.ar/upload/El%20Mundo%20de%20Sofia.pdf

-Jung, C.G. (1970) “Arquetipos e Inconsciente Colectivo” [Ebook]. Barcelona: Paidós

miércoles, 4 de abril de 2012

El arquetipo Platónico


Al hablar de arquetipo en la Psicología transpersonal, nos referiremos principalmente al concepto definido por Platón.
Este es definido desde el diccionario enciclopédico hispano – americano (2007) como sinónimo de amplificación, en un sentido jerárquico, alude al concepto de la idea Platónica de las sustancias, las cuales son ejemplares perfectos y eternos provenientes de una eternidad en el sentido o pensamiento Divino.

Desde Platón, se distinguen dos mundos; El de las cosas sensibles, las que define como las del no-ser y el de lo inteligible, lo que es en sí mismo real y desde lo cual todas las cosas sensibles provienen, es el mundo de las ideas.
Estas ideas se hallan desde tiempos primigenios en el ser humano, es mas, Platón las definió como aquellas ideas que siempre han estado y se han perpetuado a través de la historia.
Por esto desde Platón una idea está más cerca de la verdad en cuanto esta más lejana se halle de los hechos.
La idea expresará la naturaleza imperfecta del hombre, en tanto se halle alejado, opuesto y separado de la idea primordial.
Luego en un sentido jerárquico, platón plantea la existencia del arquetipo o prototipo, las ideas madres (D.E. Hispano-Americano, 2007) de todo lo existente en cada especie, una suerte de idea primaria, de un nivel de abstracción de la sustancia a planos más sutiles de existencia. Esta, dice platón, es la realidad de todas las cosas sensibles.
Cada sustancia material, es decir todo lo existente, tiene un correlato más sutil, un estado perfectible de las cosas y de las cuales todas provienen. (Gaarder,P. 91)

Por lo tanto desde una perspectiva platónica, el arquetipo será una cualidad ideal de las cosas, que contiene en si misma una esencia en si virtuosa y que contrarresta el defecto desde donde vivimos (Bazán, 2011)

El Arquetipo para Platón, es aquel que configura el mundo de las ideas que está detrás del mundo de los Sentidos, aquí se encuentran, las “Inmutables y eternas «Imágenes Modelo», detrás de los distintos fenómenos con los que nos topamos en la naturaleza”. (Gaarder, 1991, P. 91)
Por ello, el arquitecto antes de ponerse a construir una casa o un edificio, antes ya se encontraba en él la idea del edificio, la idea de la casa. Estas ideas son como un molde (Gaarder, 1991) que explicarían porqué en la naturaleza hay tantas formas y sustancias que se repiten, inclusive desde las generaciones anteriores.
Platón, dice que estos moldes son modelos espirituales o abstractos a “cuya imagen todo está moldeado” (Gaarder, 1991, P. 91).
Resulta ser una suerte de guía para el hombre, en donde todo lo que hace, si no lo hace a imagen y semejanza de esta imagen modelo resulta caer en el error, sepultándose y acercándose cada vez mas al mundo de las sustancias, de la materia y lo ilusorio y alejándose del lugar virtuoso del mundo de las ideas.

Considerando esta definición platónica del arquetipo, podemos hacer una comparación entre ambos arquetipos, el Platónico como modelo de la psicología humanista Transpersonal, y el Junguiano como organizador de símbolos.

Referecias:

- Bazán, H. (2011). Seminario de Psicoterapia Integral [Apuntes]. Santiago, Chile: Universidad del Pacífico: Licenciatura de Psicología.

- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 2, págs. 675-676 - editado: 9-11-2007 extraído desde: http://www.e-torredebabel.com/Enciclopedia-Hispano-Americana/V2/arquetipo-filosofia-D-E-H-A.htm. El jueves 15 de septiembre de 2011.

- Gaarder, Jostein. “El Mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía” Cap.“El Mundo de las Ideas” Pg. 89 .Ebook. Extraído el 19 de septiembre del 2011. Desde: http://www.dad.uncu.edu.ar/upload/El%20Mundo%20de%20Sofia.pdf