En
la primera mitad de la vida, la individuación se caracteriza por promover en el
individuo una adecuada adaptación al mundo. Esto implica en primer lugar que el
proceso comience con una dependencia total hacia la matriz poco diferenciada
entre el yo – no yo.
En
el caso del infante este permanece en un estado de indiferenciación con el
cuidador, lo cual es necesaria para su sobrevivencia al poder satisfacer de
esta manera sus necesidades primarias. Sin embargo, posteriormente el infante
requiere gradualmente generar una diferenciación de ese estado llamado Urobórico.
Por lo cual en esta etapa requiere de una gradual separación con la madre o
el cuidador primario. Posteriormente se va conformando en forma reiterada una
mayor diferenciación, lo cual genera el emerger de un estado de conciencia
mayor, pero no totalmente individualizado.
Solo
en una tercera etapa del proceso de individuación, cuando el ego logra
consolidar su autonomía, es que surge conciencia. Cuando esto sucede, la
realidad se parcializa al menos en dos polaridades, es una función mayormente
patriarcal en que se posibilita la separación de la anterior etapa donde
primaban funciones maternas.
En
esta instancia quisiera hacer hincapié en la palabra función, ya que son
justamente equivalentes a la forma de operar de características psíquicas entre
polaridades, que sirve para designar experiencias que responden a maneras de
expresarse lo anímico, y por ello no responden necesariamente a funciones
estrictamente determinadas por el sexo o el género, es decir, lo masculino y lo
femenino, sino más bien a expresiones de la psique que están más o menos
desarrolladas tanto en hombres como en mujeres. Por ejemplo la característica
de contención y nutrición pueden ser otorgadas tanto por un hombre/padre como de
una mujer/mamá pero que sin embargo responden a experiencias arquetípicamente
asociadas a lo materno, vuelvo a reiterar, como función psíquica, pero que
pueden ser ejercidas tanto por un hombre como de una mujer.
En
una segunda etapa o mitad de la vida, el proceso de individuación ya no solo es
lograr una adecuada adaptación al mundo, a partir de un ego y conciencia
diferenciada. En esta etapa lo primordial es el recogimiento de las
experiencias pasadas y el contacto con procesos mayormente internos del
individuo. Hay una búsqueda del establecimiento relacional desde la alteridad,
el contacto con la parte contrasexual, el ánima en el caso de los hombres y
animus en el caso de las mujeres.
Esto también implica
el contacto con aspectos no reconocidos de la propia psique, es decir, el
enfrentar la sombra y la relación más estrecha con lo inconsciente. Esto implica
la aceptación de que el ego no es ya el centro de la personalidad, sino más
bien comienza una apertura hacia la aceptación o confrontación con una
instancia autónoma respecto al yo, que conecta con lo numinoso. En esta segunda
etapa del proceso prima entonces el mundo interno de la persona que debe ser
rescatado de lo inconsciente. Esto en muchos casos implica la confrontación con
aspectos que no se ha querido aceptar de sí mismos y que forman parte de la
personalidad de la persona, pero que ha debido en la primera etapa de la vida
ser relegados para promover una mayor adaptación al mundo, sin embargo, en esta
etapa ya no se requiere solo una adecuada adaptación, sino más bien descubrir
aspectos de la propia psique que no han sido desarrollados o que no se han
aceptado por el carácter de incongruencia con la propia identidad. El
descubrimiento de estos aspectos individuales, más allá de los roles sociales,
permite el contacto con una fuente numinosa, que forma parte de sí mismo, pero
que lo trasciende, el contacto con esta parte de la psique, no es subyugada a
la voluntad del yo, sino que es por completo autónoma de este, lo que permite
el contacto con “lo otro”, el Self. Este también entrega la sensación de
totalidad, en el sentido propio de que la persona ya no se siente el centro de
sí mismo, el yo no es la totalidad sino solo una parte de sí, lo que permite
dejar espacio a que el Self se manifieste en cooperación con el yo del
individuo, esto permite una mayor integración entre el ego y el Self, por lo
cual en esta segunda mitad del proceso de individuación, el individuo no queda subyugado
a las fuerzas del inconsciente, sino más bien con mayor conciencia puede hacer
un trabajo en colaboración con este, así frente a dificultades de la propia
vida, puede hacerse con mayor entendimiento y aceptación lo que el Self sugiere
para la continuación del desarrollo. Por ello que en esta última etapa, se
activaría el arquetipo del viejo sabio, en tanto mantiene comunicación directa
con aspectos numinosos de la psique y a la vez mantiene una adecuada adaptación
y colaboración incondicional con el mundo. Esta es la integración que genera la
individuación.
A esta experiencia Jung llamo el encuentro con
el Self, en que el yo comienza a cooperar en conjunto con el Self hacia la
búsqueda de la totalidad, la completitud de la psique.
“Es
el viejo juego del martillo y el yunque. El hierro que surge entre ambos es
forjado hasta dar una totalidad indestructible: el “individuo””
Con esta frase, Jung hace alusión al proceso dialectico
entre la conciencia y lo inconsciente. En primera instancia la confrontación
entre ambas instancias psíquicas es propiamente tal una tensión entre ambos
pares de opuestos, lo que la conciencia desea es muchas veces y en primera
instancia (sobre todo en la primera etapa del proceso de individuación) una
actitud mayormente unilateral con respecto a lo inconsciente, esto en rigor
debe ser así, para promover una separación con esta instancia. Sin embargo el
choque entre estas instancias (conciencia e inconsciente) y la tensión que se
genera entre ambas fomentan el desarrollo a través de la generación de un
tercer aspecto que permite compensar ambas actitudes. Este tercer elemento,
actitud o como se quiera llamarle, permite no solo disminuir la tensión, sino
además permitir la unificación conciencia e inconsciente, y de esta forma la
psique del individuo se vuelve una totalidad, en el sentido de que son
considerados los contenidos tanto de la conciencia como del inconsciente y no
la inclinación por una u otra actitud. El individuo por lo tanto, TOTAL,
implica una relación dialéctica entre ambas instancias, de forma constructiva y
no segregada, dividida, fragmentada o disociada, sino más bien ser individuo
implica integración de ambos aspectos psíquicos que conllevan tanto lo
colectivo como lo individual.
Este
proceso puede verse reflejado a través del mitologema de Frobenius.
Este mitologema puede ser
interpretado como la necesidad del individuo de sumergirse en lo inconsciente,
desde donde requiere contactarse con contenidos que ahí se encuentran para
poder retomar el desarrollo, esto implica el contacto con el Self desde donde
el individuo recibe los símbolos necesarios para poder desarrollar una nueva
actitud de la conciencia frente a algún conflicto. El sumergirse en el
inconsciente además implica un conjunto de dificultades que la persona comienza
a vivenciar, por el contacto de aspectos no considerados con anterioridad, por
lo cual su resolución implica una revivencias de esas etapas, lo cual concluye
con la persona, o el héroe en el caso de los mitos, transformado, símbolo en el
mito de la calvicie posiblemente asociada a la pérdida de cabello con el paso del
tiempo.
Por otra parte podríamos
encontrar este mito reflejado en los ciclos naturaleza: de noche, (introducción
a lo inconsciente) y el día momento donde prima la conciencia (ningún día es
igual al anterior, lo que implica un cambio en la actitud para enfrentar la
realidad).
La comprensión de la
alquimia contribuyó al desarrollo del pensamiento de Jung.
Me parece que la alquimia
posibilito que Jung pudiese hacer paralelos entre aquellos hallazgos que dentro
del campo de lo psíquico había desarrollado en el trabajo de psicoterapia y se
encontró con que las imágenes internas de los alquimistas hacían alusión a
aspectos semejantes que Jung encontraba en sus pacientes. Con el estudio de la
alquimia, Jung pudo comprender de qué forma se comporta lo inconsciente y de qué
forma poder relacionarse con este de una forma cooperadora. El dialogo con las imágenes
inconscientes, era una actividad muy practicada por los alquimistas a través de
una especie de meditación. Jung más tarde al practicar esto se dio cuenta de la
autonomía de lo inconsciente y del lugar en que queda la conciencia frente a
estos contenidos. Si bien en la alquimia estas imágenes eran alegorías
animalescas, Jung llevo esto al campo de lo inconsciente histórico subjetivo e ideó
a través de esta técnica una forma de extraer el significado de los sueños a
través de lo que llamo su imaginación activa. La alquimia en definitiva,
contribuyo en Jung una forma de comprensión mayor acerca de cómo se comporta lo
inconsciente y como ciertas imágenes que surgen en este hacen alusión no solo a
elementos individuales del sujeto, sino además de aspectos colectivos que llamó
arquetípicos ya que se presentan en diversos individuos y culturas. Por otra
parte, la alquimia ayudo a comprender cierta estructura de la psique, que tanto
el con sus investigaciones en el campo de la mitología como la alquimia y
estudios de sus pacientes, hizo paralelos con alegorías químicas y lo que los
alquimistas vivenciaban interiormente en su proceso de transformación anímica a
medida que transformaban los metales. Como el contacto con algo incorruptible o
el oro alquímico, lo cual suponía el contacto con el Self en Jung, las figuras
animalescas como compendio de complejos en la psicología analítica, etc.
Por lo tanto la comprensión
de la alquimia me parece, posibilito que Jung pudiese extraer formas de
relación con lo inconsciente y la comprensión en cómo se comporta este, por
ende, cual es el sentido de su papel para la psique.
¿Qué función cumplen los
mitos?
Los mitos cumplen la función
de entregar a la psique un camino por el cual desenvolverse y guiarse, una
especie de mapa psíquico en donde están reflejados comportamientos, valores,
dificultades, temores, crisis, etc., de un colectivo. Tienen la función además,
de compensar la actitud de la conciencia colectiva.
Por ende, los mitos entregan
sentido a la forma de vivir de un pueblo o comunidad, sentido de pertenencia y
comprensión acerca de la realidad y de la relación del hombre con su entorno.
Permite al ser humano y su colectivo darle significado y comprensión a aspectos
de la naturaleza y a hechos existenciales, que sin mito los individuos
acaecerían en una falta de sentido. Por otra parte los mitos permiten mantener
la identidad de un grupo, conectarse con lo numinoso en tanto crea imágenes que
permiten contactarse con lo sagrado y así que los individuos integren en su
propia psique esas imágenes, de las cuales si el hombre carece, las reemplaza
con otras las cuales no siempre pueden permitir facilitar su propio proceso de
individuación.