Introducción

El blog tiene la intención de esparcir conocimiento en áreas como la psicología, espiritualidad y misticismo, la información tendrá como fuente autores relacionados con las temáticas anteriormente señaladas, ademas de mi propia autoria. La finalidad no es dar información o conocimiento que yá se conoce sino contribuir con el mismo según mi propio trabajo y reflexión ,por su misma naturaleza las palabras expresadas serán de un aliento hipotético, sin fin de absolutismos ni caracteres de verdades únicas.Que este blog contribuya no solo al autoconocimiento, sino a la reflexión de cada uno de los lectores, en planos tan altos como el espiritual hasta el tan cotidiano terrenal.

jueves, 27 de diciembre de 2012

Consideraciones acerca de la materia y su papel en el Opus de la alquimia.

Emblema L. El dragon y la mujer se han dado mutua muerte, y se empapan en sangre mutuamente.

Sé paciente y no desesperes de la Obra. Rectifica hasta que encuentres el león verde, brillante y verdadero, que reconocerás por su gran peso. Es la tintura del Oro. Contemplarás los signos admirables de nuestro león verde, al que ninguno de los tesoros del león romano podrían pagar. ¡Gloria a quien ha sabido hallarle y sacar de él la tintura!. Es el verdadero bálsamo natural de los planetas celestes; impide la putrefacción de los cuerpos, y no permite a la lepra, a la gota, ni a la hidropesía, que se implanten en el cuerpo humano. Cuando ha sido frecuentado con el azufre del oro, se le prescribe en dosis de un grano.” Paracelso


 En un primer acercamiento a lo que motiva a transmitir en este apartado, está el tomar conciencia sobre una dimensión que está tan presente y tan cotidiana, que la conciencia poco toma en cuenta como componente primordial en el desenvolvimiento en nuestras vidas.
Es tanto así que ni si quiera se cuestiona la presencia de esta, más bien se da por hecho su constitución y su papel protagónico en la vida de varios de miles de personas. El material con el que está construido todo aquello con lo que nos topamos en nuestra vida cotidiana, es algo tan ordinario para nuestras vidas, que poco vale la pena el ponerse a reflexionar sobre ella. Mas nos llaman la atención reinos sutiles que tanto se ha dedicado por estudiar la teosofía, la antroposofía con su estudio del ser humano y sus dimensiones psico-espirituales, las tradiciones de sabiduría. Sin embargo me gustaría detenerme un momento a reflexionar, a pensar y meditar sobre algo tan ordinario que “solo lo hallaras entre el estiércol” dicen en la antigüedad los alquimistas. Tan desvalorada esta la materia que muchos de los que buscan un camino espiritual intentan separarse de ella, para alcanzar estados más sutiles o elevados de comunión, sin al menos dedicar unos cuantos momentos a pensar ¿En qué estoy parado? ¿Qué es aquello que me rodea? ¿Qué es aquello que en primera instancia y más concreta, me constituye?. Estas preocupaciones al parecer poco o nada tienen que ver con un sendero espiritual, sin embargo, un ejercicio que puedo asegurar generara una visión distinta sobre nuestra cotidianidad, es comenzar a ver a la materia, nuestras paredes, el sueño, un auto, un escritorio, todo cuanto de material hay a nuestro alrededor, incluso nuestro propio cuerpo y el de las personas a nuestro alrededor surgen como algo de una dimensión (porque no decirlo) milagrosa sobre el secreto de la vida misma. Porque tengo un cuerpo? Que es esto tan concreto?. Finalmente ¿Qué es la materia? Reflexionar sobre ello de seguro traerá a nuestras mentes los avances tecnológicos y científicos que hay al respecto para intentar responder a estas preguntas, que sin duda han llamado la atención desde la primera edad del ser humano. Hoy en día esto se intenta explicar a través de los átomos y las partículas subatómicas que componen la materia, si bien esto podríamos decir que es correcto en su grado, debemos al menos dejar un espacio para el misterio de lo creado. La materia por más que nos la expliquemos con átomos, al solo mirar a nuestro alrededor podemos constatar que no basta al hombre entender cómo se compone, pues al vivir la materia misma, parece ser algo mas allá, pues esta explicación no deja satisfecho al espíritu de ninguna época , que no se basta con explicar, ya que cuando experimenta la vida cotidiana, mantiene un dejo de duda sobre, que es esta.
En algún sentido, hemos aprendido a llamar a esto que nos constituye y constituye todas las cosas que somos capaces de percibir con nuestros 5 sentidos ordinarios, con el nombre de “materia”, este nombre simplemente nos ha ayudado a designar algo que sin embargo en mayor o menor medida nos es desconocido.
Hay algo llamado materia, pero este nombre simplemente ha surgido en la necesidad de explicar algo que nos es irreconocible, una materia que no conocemos más sino por sus efectos.
Los alquimistas tenían seriamente esto en consideración, pues ellos eran conscientes de que algo había y en efecto algo hay, sin embargo no sabemos que es. Ese misterio era designado con el nombre de materia prima, que en una etapa primaria era caótica y oscura y si bien en algún sentido ellos no conocían el término de lo inconsciente, bien conocían sus efectos. Esto lo podemos constatar a través de las imágenes y alegorías en sus tratados, en los símbolos utilizados para explicar las distintas transformaciones y, que en ciertas ocasiones podemos encontrar hacen alusión mas que a una operación química, a una transformación interior, intima y personal, tal es el caso de la Aurora Consurgens tratado alquímico atribuido a Tomás de Aquino, el cual posee en particular alegorías referidas a un proceso interior, mas que a intercambios de sustancias químicas.
Así es como esotéricamente se reconoce la alquimia como una búsqueda por el perfeccionamiento del ser humano y no lo que vulgarmente se entiende como transformación de los metales simples en oro, una atribución mas exóterica.
A esta ciencia de Dios y enseñanza de los santos, el secreto de los filósofos y elixir de los doctores, la desprecian los tontos que no saben lo que es. Burlarse de esta ciencia es la causa de toda ignorancia. Con los tontos se ha de hablar como hablaría uno con gentes que están dormidas, sin ponerlos nunca en el mismo nivel que al sabio. Siempre habrá pobreza e infelicidad en el mundo porque el número de tontos es inmensamente grande. Dice la Sabiduría: "Os llamo, oh, hombres, y llamo a los hijos del entendimiento. Entended la parábola y su interpretación, entended la palabra de los sabios y su enigma". En manos de la Sabiduría están el poder, el honor, la gloria y el reino: Ella tiene sobre la cabeza una corona de doce estrellas resplandecientes, y sobre su túnica hay una inscripción: "Como reina gobernaré y mi reino no tendrá fin para aquellos que me encuentran". Aurora Consurgens
Aunque bien estaban al tanto de que al transformar la materia, algo en su interior también era transformado, de ahí sus correspondencias con las sustancias químicas.
Entendiendo esto en términos psicológicos actuales, podemos entender que aquello que los alquimistas de entonces realizaban, era tal como en su libro Psicología y alquimia, Jung muy bien retrata, es una proyección de los contenidos inconscientes sobre la materia química que estos trabajaban. Así la realidad psíquica del alquimista se depositaba sobre estos contenidos y eran posibles de modular.
Así en principio tenemos dos componentes con los que trabaja el alquimista, la primera es la llamada materia prima y lo inconsciente.
En principio y en rigor, lo inconsciente, es tal y por tanto nunca podremos llegar a conocerlo directamente, solo lo conocemos por sus efectos. Por ello para poder alcanzar el umbral de la conciencia, este deber ser necesariamente proyectado sobre algo en su exterior. Por otro lado, la materia tampoco sabemos con certeza que es, sabemos gracias a la ciencia como se compone pero ésta y su comportamiento en relación a nuestra psique es bastante incierta y poco sabemos al respecto. Lo único que hemos podido constatar es que un cambio en una de las dos sustancias acarrea modificaciones, seamos conscientes o no de ello, en la otra parte.
Desde un punto de vista alquímico la materia es designada como aquello fijo, denso, con propiedades femeninas, tendiente a la inercia. En contraposición a lo volátil, sutil y elevada naturaleza del espíritu.
Así simbólicamente encontramos alegorías que hacen alusión a estas dos propiedades; un león o un dragón alado hacen alusión al espíritu o Espiritus Mercurialis, mientras que una serpiente, un lobo, un cuervo, aluden a la materia, aún imperfecta y oscura.
Una imagen no menos importante dentro de la alquimia es la del león verde. Este león lo podemos encontrar en muchos tratados que hacen alusión al procedimiento alquímico para realizar el opus magnum o la Gran Obra.

En principio comentábamos la poca consideración e importancia en reflexionar sobre la materia y hasta entonces hemos comentado la atención que trajo sobre los alquimistas. Si esta mereció tanta atención, es porque en si mantiene las posibilidades de transformación interna, pero que solo el adepto será capaz de reconocer, en su importancia y naturaleza.
La materia en sí mantiene entonces 2 naturalezas, una perfecta y otra imperfecta. Lo que preocupa en preferencia al adepto que busca perfeccionar su naturaleza inferior, es entonces, descubrir como separar ambas naturalezas de modo de dejar en sí aquella materia prima esencial para perfeccionar. Es aquí donde surge la importancia del león verde.
Esta separación o separatio es el discernimiento que el adepto requiere para elegir qué aspectos de sí mismo debe dejar de lado y porque aspectos él desea trabajar. El león verde, sinónimo del ácido sulfúrico, de igual coloración, permitirá llevar a cabo esta operación, separar en el caso de algunos metales la piedra sucia, del metal puro, que será nuestra materia prima. Hoy en nuestro país chile en el proceso de extracción del cobre el proceso es llamado la lixiviación, donde se le aplica ácido sulfúrico junto con agua a la piedra, en donde se disuelve el cobre y se forma sulfato de cobre.
Así el león verde también es llamado nuestro resto de oro.
Has preguntado qué era el verde, pensando que el bronce era un cuerpo leproso a causa del verde que posee. Por eso te digo que todo lo que existe de perfecto en el bronce es ese verde que está en él; pues ese verde es transformado de inmediato por nuestro magisterio en nuestro oro muy verdadero, tal como hemos experimentado. Pero no podrás de ninguna manera preparar la piedra sin el duenech verde y líquido que parece nacer en nuestras minas. ¡Oh verde bendito que engendras todas las cosas!” Michael Maier, sobre el Rosarium Philosophorum.
Entonces nos encontramos que la materia no solo es aquella parte oscura de la creación, sino que contiene aspectos potenciales a desarrollar por el adepto en su propia naturaleza, pero que por un acto de voluntad ha decidido iniciar un viaje de purificación y separación, entre lo esencial de lo que no.
Desde una perspectiva teosófica, Dios descendió sobre todas las cosas y su espíritu quedo atrapado en la materia, trabajo que el adepto alquimista a aprendido a liberar.
En su trabajo intimo, el adepto debe aprender a reconocer en cada aspecto de la materia que lo rodea ese resto de oro, si desea trabajar fervientemente sobre sí mismo, reconocer en todas y cada una de las cosas que te rodean, una parte de ti. Fijarte pues como te relacionas con ella.
Reconocer en cada acto de voluntad, en cada pensamiento, palabra y acción la presencia de vuestro espíritu en acción. Reconoce que pues, en cada vínculo con el mundo que te rodea encontraras el espíritu prisionero, esperando que llegue quien tenga la llave que extraiga el oro filosófico. Hazte entonces con vuestras virtudes, reconoce vuestras sombras, llamad al león verde y rendirle culto, pues más sabio sabe, que extraído en la materia te muestre el camino de la santa doctrina, la gran obra de los sabios.
Cocinad a baño maría, poned una olla sobre otra y prended fuego a vuestra cocción, y observad como la paciencia aplicada con sabiduría sobre cualquier trabajo, permitirá disolver vuestras impurezas. Estad atentos, pues cualquier cambio en la temperatura puede arruinar el resultado. Trabajad duro por vuestra obra, se constante y paciente con cada receta y no permitas que vuestra materia se arruine, buscadla dentro de oscuras cuevas, en lo profundo hallarás lo que buscas. Si surge miedo o sufrimiento, es señal de buen andar, pues la putrefacción se lleva a cabo y no hay materia que no se lamente por perder aquello que creía lo constituía.


lunes, 19 de noviembre de 2012

EMBLEMA XI. De Secretis Natura. Blanquead a Latona, y romped los libros.

Tratado de alquimia De Secretis Natura. como guía en el entendimiento de la psique (inconsciente) personal.

Sueño 1.     19/11/12

Ejemplo de las 4 funciones de la psique en un sueño personal

Estoy en un lugar, una especie de campo, en donde se vive al parecer una guerra a lo lejos. Siento la necesidad de ir a ayudar en esa guerra.
En un momento llega un amigo que me incita a ir con el en moto a buscar a unos soldados del lugar, que se encuentran perdidos en un lugar lejano,
me parece que es un lugar con nieve, niebla y bastante dificultoso en donde el riesgo de regresar en buenas condiciones es escaso. Decidido a partir
me detienen un hombre  y una mujer los que me son conocidos, (pero actualmente no puedo recordar quienes eran) y me dicen que debo volver. “No vayas,
no le hagas caso a él, que vaya solo, pues es muy riesgoso ir y solo se está aprovechando de ti, no vayas”. Frente a esa imposición me quedo en el lugar
y no acompaño al sujeto. Él parte en moto hacia el norte a buscar a los soldados perdidos en batalla. De repente lo escucho a lo lejos, está hablándome
desde allá y lo veo en el lugar, cubierto de niebla y nieve, se escuchan voces y tambores de los hombres que alguna vez marcharon, pero no se ve a nadie,
es como si en su paso hubiesen dejado su marca detrás. Tengo la sensación de su ausencia, meros espíritus que quedaron a camino de su destino al cual nunca llegaron.
El sujeto llega preguntando ¿ si en el lugar se escuchaban voces y los tambores de guerra es porque han fallecido?. Nuestra respuesta frente a ello es si, han fallecido entonces.

El sueño acaba en ese momento, me quedo con una sensación de melancolía, con la interrogante de si debiera haber acompañado de todas formas a quien me ofrecía acompañarlo en busca del ejercito perdido. Quedo con la sensación de que a pesar de saber que no los encontraríamos, debiera haber cumplido con
ir de todas formas. Pero en su lugar me quede por la insistencia del hombre y de la mujer por que me quedara. Opte por lo más cómodo para mi y deje que ese hombre afrontara la tarea de ir solo a aquel lugar. Debo destacar que me daba una sensación de inseguridad el sujeto desde un comienzo, no confiaba
ni confié en él. Solo hasta cuando lo vi que volvió y que había cumplido justamente su promesa de ir a buscar al ejército.


Desde el hermetismo, el ser humano esta constituido por cuatro sustancias básicas, que determinan según su distribución y grado en que se presentan en el ser humano, el temperamento y carácter de cada cual. Estos elementos correspondientes al fuego, agua, tierra y aire, también tienen su correspondencia a nivel anímico en nosotros. Es lo que C. G. Jung utilizo para definir las cuatro funciones de la psique, 2 racionales y 2 irracionales. Así el fuego y la tierra mantendrían una relación irracional con respecto a la conciencia de la intuición y la sensación. Por otra parte, el agua y el aire, es decir la función del sentimiento y el pensamiento, serían las dos funciones racionales de la psique. La conjugación mas o menos congruente de estas 4 funciones mantendrían en equilibrio a la totalidad de la psique, sin embargo, por disposiciones naturales en el temperamento del sujeto y determinaciones por eventualidades de la propia historia, ciertas funciones comienzan a valorarse distintas una de otras. Esto genera que la psique se mantenga en cierto sentido escindida, con ciertas funciones (sean racionales y/o irracionales) de cierta manera sepultada en lo inconsciente y así no podemos acceder a ellas de manera voluntaria, pues se manifiestan de manera autónoma en ciertos momentos.
Por el contrario aquellas funciones que quedaron mas cerca de la conciencia, se utilizan sin dificultad para percibir la realidad que nos rodea, sea interna o externa. Así nuestra realidad desde este punto de vista, está teñida por estas funciones que mantenemos mas presente en nosotros mismos.
Estas actitudes y funciones de la psique se mantendrían en cierta oposición, de manera que funciones irracionales serían compensatorias con respecto a las racionales. Así si la persona se dirige al mundo mas desde el pensamiento, en su opuesto inconsciente, se constelaría la sensación y así sucede también con el sentimiento y la intuición.

Estas cuatro funciones son todas necesarias en la vida del individuo y si alguna se subvalora con respecto a las otras entonces además de perder multiples posibilidades, el individuo deja alienado una parte de sí mismo, cuartando la posibilidad de poder adquirir información de la realidad tanto intima - interna, como externa. Tal cual como aquel cuanto de los monjes que con sus ojos cerrados intentaban descubrir aquello que acariciaban, cada uno tocan una parte distinta del elefante, creyendo por si mismos saber que solo era una pierna, o una oreja o una trompa, sin poder percibir la totalidad del animal.
De ahí la importancia de poder desarrollar cada una de estas funciones, solo así nos garantizamos poder percibir la realidad de una manera mas totalitaria. Aunque si bien es cierto que estas van rotando, es decir,  en cada etapa del ciclo vital prima una función mas que las otras, posibilitando de mejor forma la adaptación al mundo externo y a las exigencias interiores que cada etapa exige de la persona.

De manera resumida, la sensación nos dice que algo hay, el sentimiento si esto es algo bueno o malo, el pensamiento nos dice que es lo que es y la intuición mas o menos hacia donde se dirige, a donde apunta.

Ya visto estas primeras aproximaciones, podremos entender que si bien lo inconsciente tiene una actitud compensatoria con la conciencia y no complementaria, este dará a conocer a través de distintas manifestaciones ese complementario, esa parte de la psique que se está dejando de lado, esa parte que el propio individuo no reconoce en sí mismo, pero que forma de igual manera parte de él. Esto es lo que Jung llamo la sombra, aquellos aspectos de la personalidad que no tienen la suficiente energía como para alcanzar el umbral de la conciencia, o si bien lo posee, este no es congruente con la actitud consciente del sujeto.
Así en sueños estas 4 funciones pueden manifestarse de manera autónoma, como un intento de la psique de autoregularse, generando una comunicación entre la conciencia y lo inconsciente, haciendo uso de los símbolos para ello, que den cuenta de esta compensación.

Generalmente en el sueño el sujeto como tal, aparece en actitud correspondiente a la función que mas utiliza en su vida consciente  un segundo puede surgir como par de este, un hermano o alguien o algo que no genera mayores dificultades y un tercero que acompaña al cuarto, quien mas ruido genera en el soñante, tal es el caso del sueño comentado, donde la actitud del soñante, tiende a percibir lo que pudiese suceder en un futuro próximo  es decir, la función intuitiva estaba constelada en ese momento de la vida o su actitud que mas utiliza para tomar contacto con la realidad.

El sujeto en moto, posiblemente apuntase a una actitud que acompaña a la intuición, que por su iniciativa y motivación para emprender el desafió de ir a buscar a sus compañeros (actitudes que aún no se han desarrollado en el soñante, pues son meros fantasmas, aún como posibilidades que se gestan en lo inconsciente) pudiese corresponder a una actitud mas terráquea  sensitiva, capaz de dar cuenta que algo hay, sin saber que.
Por su otra parte, la pareja, el hombre y la mujer, avisan al sujeto que no vaya, que perciben cierto temor y riesgo en la empresa, El pensamiento, posiblemente simbolizado por el hombre y el sentimiento, simbolizado por la mujer, avisan al soñante que algo no muy bueno esta por pasar.
Esto nos podría dar las primeras insinuaciones e interpretaciones con respecto a lo que el sueño quiere comunicar al sujeto. Al parecer la actitud del soñante esta mas volcada a dejarse llevar por decisiones tomadas por su pensamiento y sus sentimientos (la pareja, del hombre y mujer) mas que por su propia intuición quien le da a conocer que "debe" ir en busca de aquellos amigos ( actitudes) que han quedado atrás (posiblemente reprimidos en lo inconsciente sin posibilidad de desarrollo o vestigios de una actitud no valorada (fantasmas))
Así es como podemos ver, que nuestras actitudes con respecto a nosotros mismos y lo que creemos que es lo mejor para nosotros, esta sesgada y restringida por nuestros propios temores y actitudes unilaterales, con lo que creemos decir "así soy yo" y no dejamos espacio para el desarrollo de nuevas actitudes y potencialidades. He ahí la importancia de generar instancias en donde podamos dejarle espacio al "Otro" dentro de nosotros, que conoce aquello que nosotros mismos no somos capaz de ver. Expresiones de arte, entendimiento de los sueños, mitología, movimientos y trabajos corporales, y múltiples de otras disciplinas ayudarían a este contacto con nuestra "Otra" parte.

*Cabe destacar que mayor podría ser la información que se pudiese extraer de estos personajes y su correspondencia con las funciones de la psique si el soñante hubiera podido detallar mas acerca de cada uno de estos, su actitud, e intención para con el que sueña.

Pero tal como dice Jung, "Finalmente es una cuestión moral, que el hombre aplique o no lo que ha aprendido".


Reflexiones: Cuantas veces en la vida dejamos de hacer cosas por el temor que suscita emprender un nuevo viaje. Centrándonos mas bien en las dificultades o exigencias que deberemos enfrentar. Al parecer aquello que hemos dejado de hacer o nunca nos hemos atrevido a llevar a cabo a sido por la inseguridad y ansiedad que provoca el enfrentarnos a situaciones desconocidas en donde los resultados son inciertos. Mas aceptamos las proposiciones de la vida cuando nos provocan confianza en donde tenemos cierto acercamiento de cómo acabaran las cosas. Es un temor a enfrentarnos a situaciones en las cuales no tenemos control sobre los resultados y frente a la  posibilidad de fracasar, nos quedamos en la seguridad del estancamiento, en la inmovilidad y en el estado mismo en que se ha estado siempre, añorando nuevas experiencias que nos saquen de lo cotidiano, pidiendo al universo que nos otorgue aquello que nos falta, pero cuando estas experiencias llegan, observamos las posibilidades de éxito en ella y a través de la “intuición” intentamos mirar hacia el futuro intentando sopesar cualquier posibilidad a fracasar y vuelvemos a estancarnos y a quedarnos en el mismo lugar de antes, confirmando nuestro circulo
 vicioso; arrepintiéndonos de aquello que pudo haber sido.

Mas vale tomar los desafíos por mas incógnitos que puedan parecer los resultados, pero vas vale emprender una tarea nueva y aprender de ella, incluso si no fueran exitosos  los resultados, que nunca intentarlo y lamentar las posibilidades que me hubiesen podido otorgar. Es como si mi alma añorara salir al mundo en busca de algo que sabe de antemano no encontrará, sin embargo el regocijo se encuentra en el camino cumplido como un deber para el alma, hacer  que vea los resultados tal cual los imaginaba, es una fantasía auto cumplida. La paradoja se aloja en aquello que el alma intuye que ocurrirá, sin embargo se impulsa de igual forma a corroborar lo que sabe de antemano, aunque para nuestra conciencia sea un absurdo probarnos en algo que ya sabemos como terminará. Puede que dentro de nosotros se aloje la esperanza de que el camino hecho tiene al menos alguna posibilidad de variar en algún grado, pero para ello al menos es necesario intentar lo que el alma augura como una posibilidad. La posibilidad de conciencia sobre uno mismo aumenta esas posibilidades.


miércoles, 25 de abril de 2012

Breve reseña sobre Hermetismo y Alquimia.


“Mientras Santo Tomás de Aquino imponía su privilegiada lectura de la Biblia y la filosofía natural renovaba sus intentos por develar el universo, un nuevo sentimiento emergía entre los poetas, filósofos platónicos, pensadores de lo religioso, alquimistas, magos y kabbalistas. Era una nueva búsqueda de la analogía y de la afinidad universal, que influenciaría las teorías y prácticas artísticas, las nuevas teorías del mito y proveyó una nueva religión para muchas personas que ya no creían en el Dios de la teología” (Eco, en Carrasco, 2007, P. 65)

Roob (1997) definirá el Hermetismo como una ciencia de las antigüedades que según un sin numero de textos cuenta su proveniencia del antiguo Egipto, y del llamado en griego; El Tres Veces Grande, Hermes Trimegistos. Su nombre proviene del antiguo Dios alado Griego y conocedor de las Artes Hermes (en latín Mercurius) y del Dios Thot, dios de la escritura y la magia. Se dice que este fue un antiguo faraón que escribió mas de 30.000 textos relacionados con la alquimia en donde encontramos su mas famoso escrito “La Tabla de Esmeralda” además de otros manuscritos sobre filosofía en donde se destaca su “Corpus Hermeticum” un compendio de 24 textos sagrados escritos en Griego en donde se dan a conocer las principales creencias de esta filosofía, mas tarde llamada por los adeptos como Filosofía Hermética.
Esta expresión simbólica da pie a las múltiples críticas que se le ha hecho al esoterismo, pues se le discute el reservado conocimiento destinado a solo unos pocos.

"Lo que caracterizo profundamente a esta filosofía fue su capacidad de establecer conexiones entre todos los elementos del universo a partir de una impronunciable Fuente de Todo." (Carrasco, 2007, P. 65)

Sin embargo, es verdad que hoy en día la tarea de aquellos que buscan aproximarse a una doctrina o a un ejercicio serio de transformación interior, se ven limitados en la forma en que se expresan las experiencias y los símbolos. Tal como nos expresa Wirth (2005) ha resultado en un descrédito de las antiguas doctrinas como la alquimia, ya que se ha ido perdiendo la comunicación y el entendimiento del lenguaje con que lo espiritual o a lo que el mundo interno anímico se refiere, suele aparecer a la conciencia.

Así para poder comprender estos principios y dinámicas de transformación los antiguos hermetistas tuvieron que necesariamente recurrir a ciertas alegorías y símbolos para darse a entender. De modo que se hace estrictamente necesario comprender ciertos símbolos para poder acceder al conocimiento espiritual profundo. De esta forma el conocimiento de lo sagrado se protege a sí mismo, debido a que ciertos símbolos solo estarán disponibles en su total manifestación para solo aquellos cuya conciencia permanezca preparada y cuyo corazón permita ser fiel depositario de la verdad y amor. Simbolizado por aquella llama que aquellos altísimos iniciados destacan en su libro el kybalion.

Los tres Principios

En el hermetismo encontramos el principio primordial que da origen a toda cosa en la creación. Ellos lo llaman la Lux Infinitum o lo que en su correspondencia los cabalistas llaman el Aor Ensoph (Ain Soph).
Esta luz infinita yace en cada una de las cosas, aunque le corresponde a cada uno ir reconociendo, o en lenguaje psicológico, ir haciendo más conciente.

Este centro (la fuente de toda existencia) se revelaría como un fuego interno, lo que los alquimistas denominarían su azufre, y tiene una naturaleza expansiva. Sin embargo este principio lumínico además se manifestaría de forma externa, el cual está constantemente influenciando al centro, esta sustancia se reconoce con el nombre del mercurio.
Ambos principios, es decir, el azufre que es lo que sale y el mercurio, lo que entra, necesitan de un tercer elemento que los sostenga, equilibre y contenga. Hablamos de la Sal.


Estos tres aspectos o manifestaciones del principio primordial, se encuentran en todas y cada una de las cosas.
El mercurio también recibe el nombre de AZOTH de los sabios ya que en él está contenido todo el origen. Este acrónimo hace referencia a la primera y última letra de los principales alfabetos utilizados por los hermetistas. Encontramos la “A” tanto de los latinos como la alpha de los griegos y la Aleph de los hebreos. La ultima letra de los latinos en la “Z”, la “O” en la Omega de los griegos, y la “TH” en la Thau de los hebreos. Así se completa y cierra un ciclo con la palabra AZOTH.

Al Azufre le corresponden cualidades masculinas como la energía expansiva, el coraje, atrevimiento, audacia, liderazgo. El crea, inventa y otorga.

Al Mercurio corresponden virtudes complementarias como lo femenino, la calma, el retraimiento y la resignación. El adivina, siente, ensueña, imagina y comprende. Desde la alquimia el mercurio es reconocido como dueño de todos los contenidos primordiales, en psicología analítica el inconsciente colectivo es contenedor de todas las experiencias y conocimientos de la psique humana.

La Sal por su parte, siendo el equilibrio de estas 2 polaridades, es la estabilidad, el medio conciliador, y por ende, el símbolo de la sabiduría, se dice de ella. Es por correspondencia aquello que en el ser humano, se encuentra en el medio (no en el centro), entre el alma del individuo y el espíritu colectivo, de ahí su característica mediadora y de la cual el adepto debe hacerse completo cargo, puliéndola, purificándola en la putrefactio, separando la innecesario de lo esencial.

Debido a que todo proviene del gran Todo, el ser humano debe trabajar y buscar unirse a la fuente y al creador de todas las cosas. En ello está el papel de la purificación de la sal alquímica. Preparar a la personalidad, su permeabilidad ante aspectos más esenciales, puros y espirituales del Ser.
Así podemos obtener que un azufre armonizado por una sal purificada en mercurio. Es un querer particular en armonía con un plan superior, por medio de un yo equilibrado y elevado.

Nos encontramos entonces que desde esta perspectiva, el trabajo de la individualidad es realizar una alianza, armonizando la propia vida del Ser interior con los aspectos terrenales del mundo exterior. Lo que los alquimistas llamarían sublimar la materia prima, espiritualizarla, elevarla de modo que el alma individual pueda abrirse paso en una conciencia cada vez menos egoica, y así alcanzar la llamada reintegración occidental, el nirvana budista y la iluminación indu, en el gran Todo.

Referencias

-Carrasco, A. “La interpretación simbólica del mito”. En “Aportes en psicología Clínica analitica Junguiana.” Volumen I, año 2007, universidad Adolfo Ibañez. Santiago, Chile.

- Roob, A. (1997), Alquimia y Mística. Italia: Editorial Tashen.

-Wirth, O. (2005) Teoría y Símbolos de la Filosofía Hermética, Traducción del francés y resumen de Ismael Berroeta. Disponible en Ebook: http://eruizf.com/biblioteca/martinistas/oswald_wirth/oswald_wirth_teoria_y_simboloss_de_la_filosofia_hermetica.pdf

sábado, 14 de abril de 2012

La interpretación Simbólica del Mito.


“El mito es un sistema de símbolos. En el mito se encuentran una serie de elementos simbólicos, relacionándose entre sí, de tal modo, que producen un efecto o cumplen una función para quien tome el mito.” (Carrasco, 2007, P. 72)

Como señalamos en un inicio acerca del papel del símbolo, este guarda en sí un conocimiento que es develado solo y únicamente reconociendo el papel que cumple en la conciencia del individuo, y esta función, es significativa en cuanto permite realizar al sujeto una suerte de percepción que cambia o modifica su manera habitual de estar en el mundo.
Este rol que cumplimos cada ser humano en nuestra propia vida puede verse reflejado no pocas veces en dinámicas que se han generado generación tras generación. Estos papeles o roles, en su expresión fenoménica pueden variar entre un individuo u otro, dependiendo por ejemplo del papel que ejerzan en la sociedad o la propia historia bibliográfica del sujeto.
Sin embargo el lugar desde el cual se sitúan para realizar una tarea incumbe roles que pertenecen a un colectivo. Pareciese que estos roles tuvieran un orden preestablecido, orden que pertenecen a un mundo ordenado racionalmente, pero que en lo profundo de su base mas instintiva provienen de un estrato natural primitivo arquetípico (Banderas, 2010), en un sentido junguiano.
De aquí que el hombre antiguo, conocedor de la naturaleza, y conciente de esta doble naturaleza de las cosas haya ideado modos de convivencia que le permitiesen conectar con ese lado sagrado de las cosas. A partir de estos fenómenos es que a lo largo de la historia del ser humano, el rito a formado parte esencial de las comunidades y sociedades culturales humanas, manteniendo y perpetuando durante generaciones el efecto de la experiencia religiosa.
Una de estas actividades que hasta hoy en día perduran y que ayudan a devolver el sentido de sacralidad a la experiencia humana, es el relato mitológico.
Este tendrá su génesis como un intento del hombre por solucionar los padecimientos del alma (Banderas, 2010), y encontrar por sobre todo, un sentido a lo que hace. Esto es lo que posiblemente ligue a la antigua actividad de lectura y traspaso de los mitos de generación en generación a la actual tarea que están abocados los terapeutas.
“Ante símbolos arquetípicos el terapeuta debería recurrir a los paralelismos encontrados en el folklore, los mitos o expresiones artísticas… El método sintético es analógico, es decir, busca similitudes entre las imágenes o temas, posibilitándose así el reconocimiento de un patrón.” (Carrasco, 2007, P. 77)

Si entonces el mito resulta ser un sistema de símbolos arquetípicos, es decir, que se expresan de igual forma en las distintas comunidades, culturas y sociedades de manera indistinta, entonces podemos encontrar en ellos, una importantísima fuente de información, que nos habla del acontecer de ese grupo colectivo.
“A partir de estas funciones es posible identificar dos grandes tipos de mitos. Una primera diferenciación identifica mitos que se refieren al mundo natural del cual cada persona es parte. Existe, también, una mitología sociológica, vinculando al individuo con una sociedad en particular.” (Campbell en Carrasco, 2007, P. 73)

El mito surge a modo de imagen arquetípica como un patrón de organización, haciendo referencia a ese elemento que forma parte de cada experiencia propiamente humana (Banderas, 2010) y, que permite unir a partir de ciertas analogías, los elementos que en la narración aparecen como parte de un contexto o escenario mitológico.
“El estudio comparativo de todas las mitologías del mundo, por igual, conduce a ver la historia cultural de la humanidad como una unidad. “Porque —explica— encontramos que temas tales como el robo del fuego, el diluvio, la tierra de los muertos, el nacimiento virginal y el héroe resucitado tienen una distribución mundial; aparecen por doquier, en nuevas combinaciones, aunque son, como los cristales de un caleidoscopio, sólo unos pocos, y siempre los mismos” (Campbell en Folch, P. 4)
Por lo tanto este conjunto de imágenes colectivas (personajes y contextos del mito), van a representar cada una por si misma una particular forma de vincularse, pensar y emocionarse del individuo que lee o experimenta el mito.
Y además, nos dice Banderas (2010) el sentido arquetípico del mito comienza a actuar por si mismo.
De ahí la importancia de la emergencia del propio mito personal, que revelará a su vez
“…producciones espontáneas de la psique, no intencionadas ni influidas por la cultura” (Carrasco, 2007) y que a su vez además revela una capacidad ordenadora diferente dependiendo de la propia psiquis del sujeto. Esta perspectiva arquetípica ayudará a descubrir “el patrón que funciona a nivel colectivo para poder reconocerlo a nivel individual” (Banderas, 2010)

Esa actividad, que procura poner un motivo colectivo en función del entendimiento de acciones y contextos individuales es lo que se conoce con el nombre de la Amplificación.

Referencias:

-Banderas, F. (2010) “Humanismo Simbólico, Técnica del Relato Mítico”. Presentación en Ppt., Cátedra Psicoterapia Humanista y Transpersonal. Universidad del Pacifico. Santiago de Chile.

-Carrasco, A. (2007)“La interpretación simbólica del mito”. En “Aportes en psicología Clínica analitica Junguiana.” Volumen I, año 2007, universidad Adolfo Ibañez. Santiago, Chile.


- Folch, F. J. (1991-1992) libro resumen “Joseph Campbell: Las Máscaras de Dios
Vols. I, II, III y IV”[ebook]. Madrid: Editorial Alianza.

lunes, 9 de abril de 2012

El arquetipo; Una mirada Junguiana y Platónica.


Ahora, desde una perspectiva Transpersonal, es importante también, a modo de poner los arquetipos y sus símbolos al servicio de una hermenéutica de los mitos, hablar del Arquetipo desde una mirada integradora desde estas dos formas de explicar la realidad tanto psíquica, de realidad como del alma humana.
Puede que parezca en primera instancia, una suerte de mezcolanza de teorías y de contenidos, entre lo Junguiano y lo platónico, sin embargo, si nos servimos de un mapa de la psique y de lo aportado por las tradiciones espirituales, de las que sin duda Jung exploro y de alguna forma incluyo en sus estudios, podremos entender, que el intento que aquí se logra exponer es que tanto el arquetipo Junguiano y el platónico, son válidos en tanto se pueda hacer una distinción clara al respecto, de que es lo que abarca y es que a donde pertenece cada uno de estos conceptos, y como desde luego, pueden verse conjugados en función de un mayor entendimiento de la configuración humana y de la realidad tanto psíquica como espiritual.
Para Platón el alma, pertenecerá al mundo de las ideas, un plano que está fuera y alejado del hombre en si mismo, por lo que este debe esforzare y trabajar para poder llegar a él.
Según Durán (2010) el alma producto de un desequilibrio en uno de sus componentes, (que será la razón), no se ha podido conducir correctamente en su parte irracional o instintiva o de los deseos, la razón se ha visto sobre pasada por ellos, de aquí que esta (el alma) caiga al mundo sensible, donde desde ahí a de usar el hombre su razón para subordinar sus deseos y convertirse en un hombre virtuoso y por lo tanto de bien.

En el caso de Jung, el alma, será una parte que se encuentra en el ser humano, no debe ir en busca de ella como en el caso de Platón, en que el alma está en otra instancia, a la que designa como el mundo de las ideas.
En Jung esa parte colectiva, que pertenece a toda la humanidad por igual y de la cual provienen todos los arquetipos, es el inconsciente colectivo. En el caso de Platón es desde el mundo de las ideas desde donde también provienen los arquetipos o estas Ideas primigenias, perfectas y eternas (Gaarder, 2011). En ambos casos el hombre no puede acceder directamente a estos lugares, es decir, tanto al inconsciente colectivo Junguiano como al mundo de las ideas Platónico. (Durán, 2010)
Siguiendo esta idea, en el caso de Jung, el inconsciente colectivo es considerado como un espacio psíquico en el cual habitan los arquetipos y en el caso Platónico, el mundo de las ideas es un espacio metafísico con propiedades trascendentales, en el cual se encuentran estas ideas o arquetipos y por lo tanto de carácter ontológico.
Siguiendo la idea planteada por Durán (2010) el inconsciente colectivo será considerado como “un espacio psíquico formado por todo aquello que la humanidad ha conocido y “olvidado””. Y esto que ha sido olvidado corresponde a los arquetipos o ideas primigenias.
Platón señala que el mundo ideal se encuentra separado del ser humano, tal como se señalo con anterioridad, pero que sin embargo, el alma al provenir directamente de ese lugar antes de encarnar, conoce aquellos contenidos, pero luego son olvidados en la caída al mundo sensible.

“Uno de los contenidos que Jung estaría dispuesto a asignarle al Inconsciente Colectivo es lo que él denominó como “restos de una edad de oro”. Indica que, de haber sido estos contenidos parte de la conciencia, lo habrían sido de conciencias mas ampliadas que las actuales; que luego, estos contenidos, se habrían perdido en el tiempo, para aparecer nuevamente, esta vez en el inconsciente.” (Durán, 2010, Pg. 19).

Este punto es de un valor muy importante entre ambas teorías, debido a que esto implicaría que el inconsciente Colectivo de Jung y el Mundo de las Ideas de platón habrían sido para el alma lugares ya conocidos, y que solo debieran re-conocerse, pues estarían ya olvidados, uno en el inconsciente y el otro por pertenecer al mundo de las sustancias.
Otra diferencia que vale la pena mencionar y destacar, es que para Jung, aquello que no pertenece a la conciencia, no existe, pues la existencia es propia de aquello que puede conocerse y como el ser humano no puede acceder directamente a esta instancia psíquica que es el inconsciente Colectivo, este no existe. Su existencia solo puede, sin embargo, inferirse por sus efectos, efectos que estarán determinados por los arquetipos, es decir, por un símbolo o imagen arquetípica.

“El arquetipo es una posibilidad dada a priori de la forma de la representación. No se heredan las representaciones sino las formas, que desde este punto de vista corresponden exactamente a los instintos, los cuales también están determinados formalmente. Así como es imposible comprobar la existencia de arquetipos en sí, tampoco puede comprobarse la de los instintos en tanto estos no actúen in concreto” (Jung, 1970, pg. 74)

Platón sin embargo, plantea que como este Mundo Ideal tiene un carácter ontológico, este ya existe, este mundo simplemente “es” independiente de la existencia del hombre en si. Por lo tanto este “Ser” Platónico contiene en si toda la existencia. “las realidades esenciales existen Per se”. (Durán, 2010, P. 20).

Por otro lado; “El Inconsciente Colectivo, mientras carezca de existencia psicológica, podrá ser representado también psicológicamente como oscuro, negro, sombrío, reflejando la ausencia de luz, color o figura; es lo propio de los contenidos inconscientes” (Jung, citado en Durán, 2010, P. 21)

Este punto es de suma relevancia para el papel que se conjuga entre el Inconsciente Colectivo y el Mundo de las Ideas.
Si el Inconsciente Colectivo, es oscuro y sombrío, pues no podemos acceder a él directamente sino por sus efectos, la función del alma por lo tanto será poder traer esos contenidos desde el inconsciente a la conciencia. El poder realizar ese descubrimiento y conexión permitirá acceder al centro del Inconsciente Colectivo, el Self para Jung, el cual tiene carácter numinoso y constituye una unidad universal (Durán, 2010).
“La aparición de los arquetipos tiene un declarado carácter numinoso que, si no se quiere llamar “mágico”, hay que llamar espiritual. Por eso este fenómeno es de la mayor importancia para la psicología de la religión.” (Jung, 1970. P. 149).

A través de este camino es que se accede a la verdad, lleva al hombre a ser un hombre de bien, una cuestión de tipo ética señalará Duran (2010).

Por su parte, el Mundo de las ideas de Platón, es un lugar luminoso, por poseer en si las ideas y toda la existencia en este “Ser”.
Por lo tanto el ser humano debe esforzarse por querer y poder llegar a este Mundo Ideal a través de la Razón, la cual es la máxima expresión del hombre virtuoso, pues le permite acceder a un estado de contemplación y felicidad, a través de la concupiscencia.
La concupiscencia será entendida como la capacidad del alma de recordar aquello que ha olvidado. Así se entiende que será esta la mayor labor del alma. Al igual que en Jung el acceder a este Mundo (de las Ideas en el caso de Platón) es la contemplación del Bien y de la virtud y verdad en el hombre. (Durán, 2010, P. 22).

Para resumir; en ambos autores existe este lugar superior al cual el alma debe acceder para poder alcanzar la virtud, el bien y la verdad. En el caso de Jung, el alma debe encontrar en si misma, es decir la psique, su propio centro, pues lo inconsciente colectivo es una parte de esta psique pero que se encuentra sepultada o inconsciente, a partir de ahí es que se alcanza este Self o totalidad con el mundo y consigo mismo.

Para Platón, el alma debe esforzarse con fuerza y valentía por llegar a este Mundo Ideal trascendente al cual el hombre debe aspirar alcanzar a través de su Razón, para lograr el recuerdo o la concupiscencia de su alma, lo que entrega al hombre su virtud y verdad.
Por lo tanto por lo mencionado anteriormente, iluminarse desde un aspecto Junguiano es hacer conciente las propias sombras conectando con el Self o sí mismo, centro de la totalidad de lo inconsciente colectivo y desde un sentido platónico intentar salir de la ignorancia a través de la Razón, para llevar a nuestra alma hasta nuestra máxima virtud como hombres, que se halla en el Mundo de las Ideas.

Sin embargo ambos persiguen el mismo objetivo, “Una razón por la cual vivir que esté más allá de las necesidades inmediatas y que implique trascender la materia para alcanzar el interés del espíritu, la plenitud del alma”. (Duran, 2010, P. 24).
Esa razón por la cual vivir, nosotros le llamamos el sentido de vida, una solución que el individuo se plantea a si mismo en su existencia.

*Este intento por darle un sentido a la existencia, puede verse retratado de múltiples formas a lo largo de la historia de la humanidad. Por ejemplo en los Mitos. Temática que será abordada en la próxima entrada del blog.

Referencias:

- Durán, P. (2010) ¿Inconsciente Colectivo de Jung y Mundo de las Ideas de Platón, una Conversación Necesaria? - Encuentros: Revista Latinoamérica de Psicología Analítica. Número 2 Págs. 3-28. Santiago de Chile, Diciembre del 2010. Obtenido desde: http://revista.cgjung.cl/

-Gaarder, Jostein. “El Mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía” Cap.“El Mundo de las Ideas” Pg. 89 .Ebook. Extraído el 19 de septiembre del 2011. Desde: http://www.dad.uncu.edu.ar/upload/El%20Mundo%20de%20Sofia.pdf

-Jung, C.G. (1970) “Arquetipos e Inconsciente Colectivo” [Ebook]. Barcelona: Paidós

miércoles, 4 de abril de 2012

El arquetipo Platónico


Al hablar de arquetipo en la Psicología transpersonal, nos referiremos principalmente al concepto definido por Platón.
Este es definido desde el diccionario enciclopédico hispano – americano (2007) como sinónimo de amplificación, en un sentido jerárquico, alude al concepto de la idea Platónica de las sustancias, las cuales son ejemplares perfectos y eternos provenientes de una eternidad en el sentido o pensamiento Divino.

Desde Platón, se distinguen dos mundos; El de las cosas sensibles, las que define como las del no-ser y el de lo inteligible, lo que es en sí mismo real y desde lo cual todas las cosas sensibles provienen, es el mundo de las ideas.
Estas ideas se hallan desde tiempos primigenios en el ser humano, es mas, Platón las definió como aquellas ideas que siempre han estado y se han perpetuado a través de la historia.
Por esto desde Platón una idea está más cerca de la verdad en cuanto esta más lejana se halle de los hechos.
La idea expresará la naturaleza imperfecta del hombre, en tanto se halle alejado, opuesto y separado de la idea primordial.
Luego en un sentido jerárquico, platón plantea la existencia del arquetipo o prototipo, las ideas madres (D.E. Hispano-Americano, 2007) de todo lo existente en cada especie, una suerte de idea primaria, de un nivel de abstracción de la sustancia a planos más sutiles de existencia. Esta, dice platón, es la realidad de todas las cosas sensibles.
Cada sustancia material, es decir todo lo existente, tiene un correlato más sutil, un estado perfectible de las cosas y de las cuales todas provienen. (Gaarder,P. 91)

Por lo tanto desde una perspectiva platónica, el arquetipo será una cualidad ideal de las cosas, que contiene en si misma una esencia en si virtuosa y que contrarresta el defecto desde donde vivimos (Bazán, 2011)

El Arquetipo para Platón, es aquel que configura el mundo de las ideas que está detrás del mundo de los Sentidos, aquí se encuentran, las “Inmutables y eternas «Imágenes Modelo», detrás de los distintos fenómenos con los que nos topamos en la naturaleza”. (Gaarder, 1991, P. 91)
Por ello, el arquitecto antes de ponerse a construir una casa o un edificio, antes ya se encontraba en él la idea del edificio, la idea de la casa. Estas ideas son como un molde (Gaarder, 1991) que explicarían porqué en la naturaleza hay tantas formas y sustancias que se repiten, inclusive desde las generaciones anteriores.
Platón, dice que estos moldes son modelos espirituales o abstractos a “cuya imagen todo está moldeado” (Gaarder, 1991, P. 91).
Resulta ser una suerte de guía para el hombre, en donde todo lo que hace, si no lo hace a imagen y semejanza de esta imagen modelo resulta caer en el error, sepultándose y acercándose cada vez mas al mundo de las sustancias, de la materia y lo ilusorio y alejándose del lugar virtuoso del mundo de las ideas.

Considerando esta definición platónica del arquetipo, podemos hacer una comparación entre ambos arquetipos, el Platónico como modelo de la psicología humanista Transpersonal, y el Junguiano como organizador de símbolos.

Referecias:

- Bazán, H. (2011). Seminario de Psicoterapia Integral [Apuntes]. Santiago, Chile: Universidad del Pacífico: Licenciatura de Psicología.

- Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano (vol. 2, págs. 675-676 - editado: 9-11-2007 extraído desde: http://www.e-torredebabel.com/Enciclopedia-Hispano-Americana/V2/arquetipo-filosofia-D-E-H-A.htm. El jueves 15 de septiembre de 2011.

- Gaarder, Jostein. “El Mundo de Sofía. Novela sobre la historia de la filosofía” Cap.“El Mundo de las Ideas” Pg. 89 .Ebook. Extraído el 19 de septiembre del 2011. Desde: http://www.dad.uncu.edu.ar/upload/El%20Mundo%20de%20Sofia.pdf

sábado, 24 de marzo de 2012

Continuación..."El papel del Símbolo en la Vida Anímica" - El Arquetipo Junguiano


Estas imágenes si bien son conceptualizaciones propias de cada sujeto y por lo tanto poseen un carácter subjetivo, están presentes en todos los individuos en tanto son parte de una colectividad inconsciente, es decir, hay elementos que se presentan en todos y cada uno de los seres humanos y es lo que Jung (1970) denomina como Imágenes Primordiales. Al respecto, estas complicaciones surgidas a este nivel, ya no solo competen al individuo, sino también al resto de los sujetos. Y no solo en el ámbito familiar o de amistades, sino inclusive al papel jugado en la propia sociedad.

Estas imágenes colectivas provienen de estratos más profundos de la psique colectiva e inconsciente, es lo que Jung denomina como arquetipos.

“Puesto que todo lo psíquico es preformado, también lo son sus funciones particulares, en especial aquellas que provienen directamente de predisposiciones inconscientes…En los productos de la fantasía se hacen visibles las “imágenes primordiales” y es aquí donde encuentra su aplicación específica el concepto de arquetipo” (Jung, 1970, P. 73)

El carácter colectivo de los arquetipos no quiere decir que estos representen lo mismo para un conjunto de individuos, el arquetipo es el mismo, pero el significado para cada imagen arquetípica (representación subjetiva que cada sujeto posee) puede variar según la propia historia del individuo y que va a dotar a cierta imagen, una valoración conforme su propia experiencia de vida. Así entenderemos que los símbolos que encarnan estos arquetipos, se llaman arquetípicos (Carrasco, 2007, P.81).

Por ejemplo, el arquetipo paterno; padre seria el arquetipo, este arquetipo adoptará un significado según la percepción que se tenga del propio padre en la historia individual, si es una persona autoritaria, cerrada, y la que entrega un sentido de sobre protección, esta será la percepción del padre. Pero si el padre fue alguien flexible, cariñoso, siempre presente, este será el significado de padre que tenga el sujeto.
Así los arquetipos son múltiples y mas aún los significados que les damos a través de nuestra historia personal. Según sean nuestros vínculos con las personas y con nuestras representaciones, definiremos nuestras imágenes arquetípicas que nos darán ciertas pautas de pensamiento, de emocionarnos, de relacionarnos, comportarnos y por ende, de vivir en la vida cotidiana.

Jung (1970) refiere que el arquetipo representará esencialmente un contenido inconsciente, que al hacerse consciente y ser percibido cambia de acuerdo con cada conciencia individual en que surge. Por ello, si el hacer consciente contenidos de lo inconsciente provoca cambios en nuestra percepción, más importante seria situar esos contenidos psíquicos en una imagen que nos permita trabajarla y experienciar con ella, permitiéndonos cultivar propiedades en nosotros que solo esa imagen arquetípica nos puede dar.
La imagen arquetípica posee su propia fuerza, su propio poder de transformar nuestro pensamiento y configurar nuestra forma de percibir nuestra realidad, por ello, mientras mas representaciones arquetípicas hayamos traído a nuestra conciencia mas elementos podremos utilizar para poder representarnos y realizar cambios tanto en nosotros como en nuestro entorno.

“El arquetipo es un elemento formal, en sí vacío, una facultas praeformandi, una posibilidad dada a priori de la forma de la representación.” (Jung, 1970, P. 74)

Desde esta perspectiva, entendiendo el concepto de arquetipo como es definido por Jung como un elemento vació, este arquetipo solo es vacío en tanto figura primordial está más allá del concepto o capacidad de conocerlo directamente por el ser humano, solo, como dijimos anteriormente, en cuanto este sea conciente y por tanto una imagen arquetípica.

“Para que se pueda demostrar que una imagen primordial está determinada en cuanto a su contenido es necesario que esa imagen sea conciente, o sea, que ya este llena de material provisto por la experiencia conciente.” (Jung, 1970, P. 74)

Es la imagen arquetípica, la representación que nos hacemos de cada arquetipo al cual si podemos acceder y él como representación tal, tiende a ser dividida en polaridades por la actitud conciente, en el bien y el mal, bonito - feo, blanco - negro, emoción – pensamiento, etc. Pero que a través de un símbolo, estas polaridades adoptan una identidad no contradictoria o una entidad paradójica. (Carrasco, 2007)

Por lo tanto cuando hablemos de la concepción que nos aporta Jung del arquetipo, esta será contemplada desde esta perspectiva, como una concepción existencial de lo arquetípico, en tanto arquetipo como una conjunción de polaridades, es decir no es lo uno ni lo otro, es ambos en un mismo ser.
Este mismo concepto lo podemos encontrar además en la energía libidinal; “ya que los símbolos, hacen referencias a procesos energéticos, es de esperar que estos símbolos sean ambiguos o paradójicos.” (Carrasco, 2007, P. 81) y además, “Es mas aconsejable, por tanto, al hablar de la libido, concebirla como un valor-energía, capaz de comunicarse a cualquier área de actividad, sea poder, hambre, odio, sexualidad, religión, sin ser ella misma un instinto especifico”. (Jung en Carrasco, 2007, P. 81)


Referencias:

-Carrasco, A. “La interpretación simbólica del mito”. En “Aportes en psicología Clínica analitica Junguiana.” Volumen I, año 2007, universidad Adolfo Ibañez. Santiago, Chile.

-Jung, C.G. (1970) “Arquetipos e Inconsciente Colectivo” [Ebook]. Barcelona: Paidós

domingo, 18 de marzo de 2012

El Papel del Símbolo En La Vida Anímica.


El símbolo es una forma o imagen, que intenta expresar la unión entre dos polaridades, que en apariencia, son contradictorias. La postura que Jung adopta al respecto del símbolo es una suerte de dialéctica; tesis, antitesis y síntesis. (Porre, M. 2009)
La actitud conciente, o la elección de los contenidos a partir de la voluntad del sujeto o de su atención hacia sí mismo o el mundo exterior, va poco a poco configurando una actitud de la conciencia con preferencia hacia ciertos objetos( ya sean intra o extra psiquicos), por ende, la conciencia mantiene la responsabilidad de poder iluminar algunos sectores de la psique y dejar sepultados otros, de esta manera, todo aquello que se aleja de lo deseado por el yo, es relegado, oculto o ensombrecido y la psiquis queda de alguna u otra forma dividida, segmentada.
Esta actitud unilateral adoptada, implica que en el otro lado de la psique, es decir, en lo inconsciente, se constelen otros contenidos, que al contrario a la conciencia, resultan ser su opuesto.
Por lo tanto muchas veces, el material inconsciente, suele presentarse como antitesis, de una tesis construida por la conciencia y con los cuales (los contenidos) el personaje se encuentra muy a gusto con sus elecciones, pero que en el fondo, en la otra cara de la moneda, su contraparte se mantiene proporcional al volumen de crecimiento de la misma.
En palabras de Jung: “Como es sabido, según la concepción freudiana los contenidos del inconsciente se limitan a tendencias infantiles, que son reprimidas a causa de su incompatibilidad (…) El inconsciente tiene también otro aspecto: en él han de incluirse no solo los contenidos reprimidos, sino además todo aquel material psíquico que no alcanza el umbral de la conciencia”. (Jung, 1990, p.15)

Pero como nos dirá Jung (1990), la psique busca constantemente lograr alcanzar este equilibrio psíquico, alcanzar una totalidad o una completitud y que por lo tanto no basta con la mera actitud de la conciencia; requiere y es de suma importancia para la salud física, emocional y psíquica, la complementariedad con lo inconsciente.
Esta conexión entre polaridades o entre estas dos actitudes, una por una parte conciente o volitiva y otra inconsciente, instintiva o automática, tienden por acción de la psique a encontrarse en algún punto.
Este punto es graficado o es inducido por otra característica de la psique inconsciente, que como dijimos anteriormente, es la capacidad de generar símbolos, (Banderas, F. 2011) como resultado de una síntesis, una suerte de unión de opuestos.

Diremos al respecto que los símbolos poseen la característica de ser de naturaleza paradójica, pues resumen en sí mismos ambas naturalezas distintas, (en apariencia) pero complementarias.
Esta capacidad de generar símbolos, va a variar dependiendo del grado de conciencia que la persona posea, es decir, mientras más autoconsciente sea el sujeto, mientras mas conciencia tome de sí en tanto mayor medida desaparece ese estrato inconsciente, lo retrata Jung (1990) y la capacidad de adquirir imágenes o representaciones se pondrá al servicio de alcanzar esa totalidad.
Esto va a ser muy importante al momento de querer crear y realizar cambios en nuestro entorno, en nuestra vida cotidiana. El poseer una estructura mental o de pensamiento más complejo supondrá tener que estar necesariamente dotado de más símbolos (mayor capacidad de recordar los sueños o permitirse tolerar cierta frustración anímica por ejemplo), por ello mientras mas complejo sea la capacidad de representar, más símbolos se obtendrán (en la conciencia) y en consecuencia una representación simbólica mas amplia (Banderas, F. 2011).
C. G. Jung (1970) nos habla de que estas representaciones simbólicas adoptan ciertas imágenes que dan a conocer en donde se encuentra el aspecto conflictivo en un sujeto o dicho de otra manera, expresan aquellos contenidos que han sido relegados de la conciencia.
Estos pueden ser motivos individuales que aparecen en los sueños o significados de situaciones cotidianas que hemos pasado por alto o movimientos emocionales a los cuales no les hemos prestado la atención suficiente o a ciertos afectos que hemos decidido omitir.
Al ir tomando conciencia de estos motivos, nuestra conciencia comienza a ampliarse y ya deja de ser un sujeto sensible, egoísta y temeroso de que no se cumplan sus deseos y ambiciones personales y que ha estado siendo compensado por lo inconsciente.

Ahora conciente de sus propios deseos y motivaciones, va acercándose cada vez mas al mundo, a los objetos tal cual son y alejado de sus propias proyecciones en los otros comienza en una incondicional y obligatoria comunidad con el mundo.(Jung, 1990).


Referencias:

-Banderas G., Felipe. Humanismo Simbólico, Técnica del Relato Mítico. Presentación en Power Point, Cátedra Psicoterapia Humanista y Transpersonal. Universidad del Pacifico. Santiago – Chile. 2011.

-Jung, C.G. (1970).Arquetipos e Inconsciente Colectivo. [Ebook] Barcelona: Paidós.

-Jung, C.G.(1990) .Las relaciones entre el Yo y el inconsciente. Buenos Aires, Argentina: Paidós.

- Porre, M. (2009) Cátedra seminario Sintesis I “Presentación vida y obra Carl G. Jung” Universidad del Pácifico, Santiago – Chile.

sábado, 17 de marzo de 2012

El Símbolo y la Psique


El símbolo, desde una edad muy temprana sugiere una capacidad de haber evolucionado en nuestro proceso como seres humanos, el llegar a simbolizarnos en el entorno da un paso adelante para lo que mas tarde llamaremos creaciones de mundos (o realidades).

Desde tiempos primitivos esta necesidad de simbolización se ha visto plasmada en figuras de arte, mapas del contexto que rodea una sociedad, una cultura, hasta de la jerarquización y creencias religiosas.
Estas necesidades, pensamos, desde un punto de vista natural, deben tener una causa, un origen, que motive el movimiento hacia la búsqueda y la complejización de ciertos elementos constitutivos en el hombre.
Estas necesidades, básicamente son actividades; “La necesidad puede tener su origen en un estímulo interior o en un estimulo exterior que pongan psíquicamente en acción el mecanismo del impulso” (Jung, 1985 Pg. 254), es decir, una búsqueda de satisfacción del deseo en lo externo.
Por lo tanto el impulso será todo acto que este puesto en acción por motivaciones extrapsíquicas u orgánicas y que no esté determinada por la propia voluntad interior.
Desde este punto de vista, Jung (1985) refería como instintivo todo aquello que este motivado por energías que no corresponden a la conciencia, sino más bien, a lo inconsciente.

Esta energía proveniente de los estratos inconscientes y de los cuales la conciencia no tiene un papel protagónico en su expresión, es lo que Freud denominó en un comienzo como energía libidinal, claro, que en este contexto, esta libido, no tiene una única expresión sexual, (lo que lo diferencia de la teoría Freudiana) si bien es la fuente de todos los procesos psíquicos (Carrasco, 2007) es a través de los símbolos que esta puede ser transformada hacia otros fines o colaborar con otros procesos del desarrollo de la psique.

“En la naturaleza, no existe distinción artificial entre los instintos, en la naturaleza solo vemos un instinto vital continuo, una voluntad de existencia que mediante la conservación del individuo quiere asegurar la reproducción de toda la especie” (Sainz en Carrasco A. 2007 Pg.82)
Acerca de lo instintivo como energía que pone en movimiento el desarrollo y la perpetuación de la especie, también podemos encontrar una función que es imprescindible en la comprensión de cómo trabaja la psiquis.
Si bien la naturaleza, se esmera por mantener la vida y un equilibrio en esta misma, también hay una vida que es psíquica, y la forma de mantener en equilibrio este estrato del ser humano es con la ayuda del símbolo.

Al respecto, Carrasco (2007) menciona que “otro aspecto importante de la concepción de Jung es que un símbolo vivo no provoca solamente un reconocimiento intelectual, sino sobre todo involucra una participación inconsciente y por lo tanto tiene un efecto favorecedor de la vida”. (P. 71)

Este símbolo del cual nos habla Jung, hace referencia a “algo” que resulta incognoscible o que aún no es susceptible de conocer, dado el estado de conciencia del sujeto (Porre, 2009).
Por ende, el símbolo alude a algo que no puede ser dicho de otra forma. El símbolo más que algún vocabulario o intento de traducción de su significado sigue siendo la mejor expresión de aquello que quiere comunicar.

Estos símbolos sin embargo, aparecen espontáneamente desde el inconsciente, tienen una función que es compensatoria con respecto a la conciencia y la actitud del individuo. Por esto que el símbolo tendrá la función de ayudar al proceso en que la psique se auto-regula. (Porre, 2009)


A estas alturas, podemos comenzar a dilucidar, el crucial efecto que ejerce el inconsciente sobre la conciencia. Desde este punto de vista dinámico y compensatorio, lo inconsciente, no está para fastidiar a la conciencia con problemas morales, sino que éste pugna por mostrar a la conciencia la posibilidad de complementariedad reciproca que es posible de alcanzar.
Por ello volviendo al asunto de lo instintivo, Jung (1971) expresa que la naturaleza misma de la psique busca encontrarse y alcanzar la totalidad.

Esta tendencia innata de la psique para autorregularse y así poder alcanzar la totalidad, es lo que Jung denomino como proceso de individuación.

Este proceso caracterizaría toda la vida anímica del individuo puesta en acción, es un fundamento que le da sentido y perpetuidad al desarrollo humano y que estaría íntimamente ligado al movimiento de la naturaleza, en tanto aspecto instintivo y libidinal en el ser humano, que ayudaría a movilizar la energía psíquica en tensión entre el par de opuestos de la conciencia y el inconsciente y que permite el surgimiento de una nueva actitud conciente. (Porre, 2009)
En un sentido más profundo, incluye el desarrollo, crecimiento y maduración del propio cuerpo físico. Es la realización de sí mismo, paradójicamente es volver a ser lo que siempre fuimos.


Referencias:

-Carrasco, A. (2007) “La interpretación simbólica del mito”. En “Aportes en psicología Clínica analitica Junguiana.” Volumen I, universidad Adolfo Ibañez. Santiago, Chile.
-Jung, C.G. (1985) “Tipos Psicológicos Tomo 2”,Pg .254 - 267 Editorial Sudamericana, Buenos Aires, Argentina. Ebook.
-Jung, C.G.(1971) “Las relaciones entre el Yo y el inconsciente” , Buenos Aires, Argentina: Paidós.
- Porre, M. (2009) Cátedra seminario Sintesis I “Presentación vida y obra Carl G. Jung” Universidad del Pácifico, Santiago – Chile.

miércoles, 14 de marzo de 2012

La globalización, valores humanos


Hoy en día la globalización como papel económico, ha traído consigo no solo un particular sistema monetario, ya sea capitalista o socialista a los países, sino que ha llevado a ellos la importancia en la moneda en si, dejando fuera los valores humanos y destacando el poder por sobre todo lo demás.

Señala Caraminas (2000) que “La globalización, la estratificación y agudización de la diferenciación social son dos caras de la misma moneda, en un sinfín de lugares del planeta, es posible encontrar casas de cartón idénticas al lado de imponentes centros comerciales y financieros calcados a la imagen y semejanza de los existentes en el primer mundo. La misma presencia de gustos y hábitos mundiales (estilos de vestir, gustos musicales, cine, Internet) produce una insistencia en la diversidad, un énfasis en la identificación cultural que no es la identidad local ni el esfuerzo por recuperar tradiciones perdidas en todas partes.”
Hay una grata valoración que no podemos dejar de lado, que Caraminas retrata fielmente y es la constante búsqueda cada vez mas necesaria en el hombre de buscar una diversidad en si mismo y esto surge como resultado del fenómeno de la globalización, es paradójico al mismo tiempo.
La globalización, el principal agente de la hegemonía de factores es la que al mismo tiempo y paralelamente comienza a fomentar en el hombre una búsqueda de diferenciación local, una búsqueda de identidad y porque no, (cómo se esbozo en el capitulo anterior) de su individualidad.

De la misma forma que nos señala Caraminas, la globalización nos da a conocer el lado amable de los beneficios comunicacionales, después de todo es la comunicación la que hace viable la propagación de los bienes y servicios utilizados por otras localidades y no se reduce todo exclusivamente a la economía.

Desde este punto de vista, la economía solo seria un medio por el cual se pueden transmitir las tradiciones y como lo hemos discutido ya, la globalización, o mejor dicho, este tipo de globalización que nos atañe hoy en día, es una globalización que podríamos llamar Globalización monetaria, pues solo es ese factor por el que se piensa trabajar, vivir e incluso transar valores culturales. Si hay algo por lo cual las personas puedan optar por otro sistema ajeno hasta entonces al de ellos, es solo porque ven en este nuevo “paradigma” soluciones a necesidades que pueden ser satisfechas de mejor forma.
Sin embargo, si la globalización fuera una globalización de valores humanos, el tema económico solo seria entonces la segunda mano, es decir, ocuparía el lugar que hoy ocupa la comunicación, pasaría solo a ser un mediador entre las personas y no un fin ultimo.
Ya se ha intentado este tipo de globalización, pero sin bastantes resultados, ya que si hubiera dado frutos, no existirían debates sobre el impacto ambiental que inflingen ciertas compañías ni se cuestionaría si hacen daño o no a los mismos habitantes de los sectores aledaños. Este intento tiene nombre y se conocen como los Derechos Humanos (DD.HH.).

Freire (1975, P. 11.) afirma: “El conocimiento, por el contrario, exige una presencia curiosa del sujeto frente al mundo. Requiere su acción transformadora sobre la realidad. Demanda una búsqueda constante. Implica invención y re-invención.” Los psicólogos debemos trabajar sobre los principios que hoy en día priman en la cultura globalizada que como señala Freire (1975, Pág. 21) “...envuelven acciones, que transformando al hombre en una “cosa”, lo niegan como un ser de transformación del mundo. Además de negar, como veremos, la formación y la constitución de conocimientos auténticos. Además de negar la acción y la reflexión, verdaderas a aquellos que son objetos de tales acciones.”

Este proceso de supresión del hombre pensante, ha llegado a todas partes del mundo, como propósito destituir al hombre de sí mismo, pues al convertir a la humanidad en una sola, sin esa rica diversidad destruye consigo la individualidad y potencialidad de cada hombre; que le corresponden virtudes y acciones en el mundo realmente transformadoras y positivas, pero que como vimos, tan suprimidas en el fondo de su inconsciente por la valoración incesante de su rol social.


Referencias:


•Caraminas Escudé, J.(2000) Ética Primera: aportaciones de Xavier Zubiri al debate ético contemporáneo.

•Freire, P. (1975) ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. Trad. Lilian Ronzoni. México D.F.. Siglo XXI editores.

Citas de Caraminas Escudé y Freire, P. Extraídos el miércoles 01 de julio, del año 2009 a las 15:45 hrs. desde http://espanol.geocities.com/aguilera99/volumen34.htm

lunes, 12 de marzo de 2012

Psicología de C. G. Jung y el proceso de Globalización.


Como bien se sabe, las personas para poder desarrollarse en nuestra sociedad occidental primero deben poseer un rol activo dentro de esta y no solo para participar y para adquirir un trabajo y su posterior remuneración, sino que es clave este rol para su desarrollo personal (y no me refiero solo a un desarrollo externo como lo es la vida en sociedad, sino además una actualización considerable de su valoración personal y crecimiento) y su establecimiento de mejor forma en el mundo. Este rol pasa a ser la vida de la persona a tal punto que uno ya no se llama Pedro o Esteban, si no que al presentarse frente a los demás, se presenta muchas veces según el papel que desempeña en sociedad. Por ejemplo: “hola, soy psicólogo”.
Esta función del rol social como dijimos anteriormente es necesario para el desarrollo de la persona y para su adaptación al mundo. Pero luego de establecido en la persona y viviendo más de 4 décadas a través de roles, paulatinamente vamos dejando de lado algo tan preciado como es la propia individualidad. Esto es tan sutil pero arraigado en la persona, que se hace difícil para el occidental diferenciar aquello que lo hace único, de aquello que es común para el rol que ejerce. Y hoy en día si hay algo que lleva de la mano el termino “globalizado” han sido los roles sociales que en todo estado o país occidental, sin reparar en economías socialistas o capitalistas, existen de igual forma y, de hecho, se ejercen de la misma manera incluso en las mismas instituciones. Por ejemplo el psicólogo, se sabe que ejerce en una “consulta” o en una clínica, hospital u otras instituciones. Inclusive se combaten las mismas “enfermedades” mentales en los países de occidente y oriente.

Volviendo a nuestro punto central, el establecimiento de los roles también ha sido parte de esta llamada globalización.
De hecho, si se le preguntará a un psicólogo de chile que es lo que lo diferencia de los demás psicólogos del mismo país, podríamos alcanzar diferencias solo en la forma de aplicar una teoría y valores subyacentes a la historia personal y que de buena manera, podríamos encontrar los mismos o muy similares valores en otras personas consultadas. Sus variaciones serían netamente culturales talvez, lo cual remite a otro aspecto colectivo y no individual.
Esto es fácil de entender y explicar debido a que los roles en sociedad se repiten; y comparten una ideología acompañada de una moral, un objetivo y una tarea.
Ahora bien, si le pedimos a estos mismos psicólogos que nos digan que es aquello que los diferencia de los otros psicólogos, pero ya no desde su área, sino desde su individualidad como persona, volveríamos a encontrarnos con virtudes y hasta defectos también, ya nombrados y que además corresponden a su rol como Psicólogo.

Así es como hemos llegado al punto aclaratorio, en la diferenciación tan importante pero delicada del termino persona, en diferencia a individualidad que tan difícil se hace en estos tiempos, en paralelo al fenómeno de la globalización de los roles.

Entonces ¿Cuál es el desafió de la Persona de hoy en día?.
Su verdadero desafió entonces, es el redescubrimiento de aquellos contenidos que se encuentran en lo más profundo de su psique (o alma) y que esperan ser redescubiertos. El encuentro con su propia individualidad implica un camino de apertura a la liberación de todos los condicionamientos dados por esta cultura globalizada y que en el mismo paso a este descubrirse hay un doloroso . Sí debe tener presente que no es un paso simple, pues la conciencia tan arraigada en su representación externa, sufrirá al ver el abismo que separa su mascara personal de su individualidad.

Nos habla al respecto Carl G. Jung (1971): “Estas identificaciones con el rol social constituyen por lo demás una fuente abundante de neurosis: no es sin desgaste y sin ser cruelmente castigado que el hombre puede alienarse de sí mismo en beneficio de una personalidad artificial. Ya la menor solicitación respecto al hombre interior en este sentido y el menor abandono del hombre exterior a tal curso determinan, en todos los casos banales, reacciones inconscientes, humores, afectos, miedos, representaciones obsesivas, debilidades o vicios. El hombre que en la vida social se presenta como “hombre fuerte”, ”hombre de hierro”, es muy a menudo en la vida “privada” como un niño de cara a sus sentimientos y sus estados de ánimo: la disciplina que muestra (y que, particularmente, exige de los demás) se encuentra, en el plano privado, vergonzosamente y caricaturalmente contradicha y desmentida. Su “vamos al trabajo”, su “disponibilidad profesional”, su “amor al deber” tienen un rostro melancólico; su “ejemplar” moral oficial tiene rasgos muy singulares cuando se levanta la máscara. Y nos referimos aquí menos a los actos que a los movimientos de la imaginación... En la medida en que el mundo solicita insidiosamente al individuo que se identifique con su máscara, y en la medida en que el individuo sucumbe a estas seducciones, será librado a las influencias que emanan del mundo interior, y será su víctima con mayor frecuencia...”.

En lo que retrata C. Jung encontramos un punto clavé a la hora de buscar el para qué de la individuación y la consecuente separación con el fenómeno de la globalización de los roles.

La individuación no es un fenómeno que se pueda buscar en un momento determinado de la vida, sino más bien, la individuación misma es la que nos busca durante todo el periodo de nuestra vida, como dice Jung (1971), al identificarnos fielmente con la mascara de la persona, dejamos a ciertos contenidos de la individualidad, (arraigados en nuestro inconsciente personal) que pugnen por salir a la superficie de la conciencia, es así como aparece la neurosis, enfermedades físicas, estrés, depresión y un sin fin de sintomatologías como sinónimo de nuestra psique que busca expresarse y salir de esta falsa fachada que nuestro yo a decidido ocultar para poder moverse mas fácilmente en su rol social.


Referencias:

•Jung, C. G. (1971) La “persona” como recorte de la psique colectiva P.48. En Jung, Las Relaciones entre el yo y el inconsciente. Barcelona, España: Paidós.

domingo, 11 de marzo de 2012

Ensayo: El Impacto de la Globalización en la Psicología, valores humanos y el proceso de Individuación.


Introducción a una globalización de las comunicaciones

Podemos dar cuenta que desde el momento en que se establecieron relaciones políticas, económicas, culturales y sociales a nivel mundial, es decir, un alto grado de comunicación entre los países, y no solo vecinos, llevó consigo un sin numero de repercusiones a nivel cultural tan grande, que no solo se mezclaron las monedas de los estados y sus intercambios de valores, sino mas grande aún, hubo una destrucción de ritos y del sentido que estos daban a la vida cotidiana de los diferentes pueblos, ciudades y naciones.
Con la llegada del Internet a la vida de millones de personas, no solo se han mejorado los estándares en la forma de comunicación de las personas, mas allá de ello, a agregado a la identidad nacional o pueblerina de cada nación, un sin número de actitudes, valores, vicios, hábitos y conductas arraigadas tan fuertemente en cada individuo, que ya hace difícil conocer que es lo que lo diferencia a él de los otros. Ha llegado hasta la personalidad e intimidad de las personas en su misma cotidianeidad. Esto se puede ver reflejado en las sociedades occidentales sobre todo en la forma de ejercer su papel y sus roles sociales, destacando el rendimiento en una o tal empresa, sin destacar su papel preponderante como persona individual, con derechos, y una vida fuera de su trabajo.

Podríamos pensar entonces que el dilema de los días de hoy tal como nos contó en su tiempo Maquiavelo “El fin justifica los medios”, estaría en muchos lugares de nuestro planeta tan vigente como el internet en nuestras vidas.

Ahora si del internet y los medios masivos de comunicación queremos hablar, tenemos una gran lista que enumerar, en beneficios y dificultades que los psicólogos han debido lidiar estos últimos años.
La comunicación entre las personas puede haberse abierto hasta fines inconcebibles en alguna época. Por ejemplo hablar con parientes que se encuentran en otros países ha sido uno de los grandes “bonus” que se le atribuye a la globalización de los medios. Pero si nos acercamos a millones de hogares, familias que se constituyen por adolescentes y más aún, niños en plena edad de la pubertad, se puede observar un rico nivel de comunicación con sus pares, vale decir, con sus amigos y gente que los rodea, pero si giramos la atención y notamos su relación con sus padres, tal vez vemos que su relación parental es totalmente diferente a como lo es con sus amigos. Talvez ha sido que el internet nos ha acercado con nuestros pares y parientes más lejanos, pero al costo de alejarnos de las personas que tenemos a nuestro alrededor. Nuestra realidad se ha convertido en una relación virtual, escondiendo nuestra verdadera identidad detrás de un “nickname”.

Al respecto podemos hacer un acercamiento clave en materia de psicología y las relaciones que hoy en día se han dado en materia de sociedad, de individualidad y autoconocimiento.

[Continua.....]

lunes, 30 de enero de 2012

Tres conceptos fundamentales de la filosofía existencialista y la línea límite de la conciencia


-El Ser en sí y el Ser para sí:

En Sartre la definición de Ser en sí implica una totalidad que es acabada, que no está sujeta a cambio. Esa totalidad no requiere mas para si, ya que está completa, solo siendo.
Por su parte el Ser para sí implica un proceso de cambio y desarrollo constante, no es algo acabado. La esencia en el Ser para sí no está constituida, sino que se va construyendo a través de las experiencias.

-La responsabilidad:

Ésta implica que el hombre posee constantemente una capacidad de elegir. Ello a su vez va conformando su individualidad en el mundo, pues es el quien decide ser aquello que quiere ser, a su vez que se elige a sí mismo también va influyendo su mundo y el mundo de los hombres, otorgándole significado y sentido a este. Desde ahíel hombre debe ser conciente de lo que escoge “para si” pues no solo lo determina a él si no además su mundo. He ahí el hacerse cargo y la responsabilidad.

-Vivir en el aquí y ahora- la importancia del presente:

Su importancia radica en que el hombre al ir constituyéndose a partir de sus elecciones, lo hace consciente de sí mismo en el momento presente, reconoce que lo que toma para si, ahora irá constituyendo su esencia como ser humano. Actuar en el aquí y ahora surge como una necesidad de tomar conciente de mis elecciones.


La línea limítrofe y los conceptos fundamentales del existencialismo

Es una demarcación o más bien un conjunto de demarcaciones que va definir mis límites en lo que soy y no soy. Esta línea va a marcar principalmente una frontera entre mi persona o mejor dicho mi identidad y la realidad externa, es decir, hasta donde abarca mi identidad en relación con el mundo.
El pretender ser algo antes de ser – en – el- mundo (es decir, antes de vivir en mis experiencias y desde el actuar decidir quien soy) nos limita y nos predefine, es poner antes la esencia y luego la existencia.
El existencialismo nos dice que nuestra posibilidad de elegir a pesar de vivir en la angustia de la existencia nos hace libres y que es imposible no elegir. Es importante reconocer nuestras elecciones ya que ellas mismas han definido nuestra identidad actual y no solo eso, sino además al hacer elecciones también estaremos definiendo y creando humanidad. Debido a que nuestras elecciones influyen en todo en cuanto nos rodea, de ahí que tomar conciencia de ello y la responsabilidad que implica sea un estar con otros.
Aquí entra la línea limítrofe dando cuenta de cuan importante es definir lo que soy y lo que no soy; y que tal vez esta línea se hace mas delgada en el momento constante en que elijo e influyo a otros de forma conciente.

Cada cual elige lo que quiere para si mismo.

jueves, 12 de enero de 2012

Sobre el cambio en psicoterapia, perspectivas vinculares y dialécticas.


Desde un comienzo se ha explicitado por diversos autores y diversas corrientes psicológicas las dificultades que se encuentran a la hora de definir y alcanzar un consenso teórico-práctico con respecto a que es el cambio en el proceso de psicoterapia. Este, a partir de consideraciones generales ha alcanzado posibles acercamientos a definiciones que aclaran este difuso concepto.
Desde una perspectiva académica se nos ha definido de esta forma: “En psicoterapia, es una alteración cuantitativa o cualitativa de uno o varios aspectos de la persona en el contexto de sus relaciones consigo misma, con otros y con el mundo. Por lo tanto su dimensión central es la ampliación de posibilidades de experiencia o mundo experiencial.”

Al ser definido de esta forma, el cambio en psicoterapia pasaría a conformar una instancia en donde el componente principal es el estar en relación y que solo bajo esta circunstancia se es capaz de ampliar estas posibilidades de experiencia y que además, agregamos es fundamental definir al cambio como un proceso, el cual requiere de una necesaria continuidad en el tiempo.

Pero ¿Que es esto de estar en relación?

Dentro del contexto psicoterapéutico, sobre todo en las teorías freudianas, la relación paciente-terapeuta estaba limitada a la escucha, observación e interpretación de los contenidos del paciente por parte del terapeuta y a la evocación de recuerdos, sensaciones, emociones y pensamientos por parte del paciente.
El terapeuta se definía metafóricamente como una especie de recipiente o maquinaria en donde se deposita el material terapéutico y este, sin perturbación alguna puede dar su interpretación al que está en aquel diván.
Este tipo de relación está estructurada en su base (o en algún punto pensada) de manera unilateral, en donde el terapeuta, al parecer, se demuestra experto e intocable con lo que le sucede al otro, por lo tanto se sabe en las mejores condiciones para dar sus interpretaciones.
La dialéctica, (como proceso intersubjetivo) en este tipo de estar- con- un- otro adopta características epistemológicas particulares a partir de la mirada y el enfoque que adopta el terapeuta en relación a su paciente y que tiñe las posibilidades de interacción de una forma particular, dicho de otra manera limita la mirada terapéutica y por lo tanto su abordaje en la práctica clínica, asunto no menor si tomamos conciencia del impacto y de los elementos que están puestos en juego en las intervenciones psicoterapéuticas que de una u otra forma impactarán de manera particular a los pacientes.


Al respecto, el cambio, entonces es dado desde esta perspectiva, en una dialéctica que es referida en un contexto de paciente enfermo e ignorante de si mismo y un terapeuta omnipotente, conocedor y experto.

C.G. Jung por su parte, fue uno de los primeros en cuestionar esta postura unilateral y omnipotencia de la práctica psicoanalítica, sin embargo reconoce al igual que la perspectiva freudiana el contexto dialéctico en que se produce el cambio, pero a diferencia de las posturas freudianas acerca de lo que sucede en ese “estar”, la dialéctica en cuanto proceso psíquico dinámico, adopta un cambio significativo en la manera de percibir el estar en relación y lo define como una interacción entre dos sistemas psíquicos. (Jung, 2006).
Este cambio en la percepción de lo que sucede por ejemplo en la práctica clínica se puede ver graficado en lo que Jung denomino el Campo Transformativo:



Aquí podemos observar que tanto la conciencia del terapeuta (CC. T) esta en una relación directa con la conciencia del paciente (CC. P) y en esta dimensión cabe todo contenido verbal o corporal que es percibido tanto por terapeuta y paciente de manera evidente o conciente, es decir, “a” .
Pero además se agregan otras dimensiones de interacción, de las cuales “b” implica todo contenido que va desde la conciencia del terapeuta hacia su propio inconsciente y viceversa, como por ejemplo sus propios sueños y fantasías, lo mismo está presente en el paciente, esta relación conciencia – inconsciente y sus respectivos símbolos e imágenes que desarrollan una relación o compensación.
En tercera instancia encontramos “c” lo que da cuenta que en la relación terapéutica suceden cosas que ni paciente ni terapeuta alcanzan a llevar a la conciencia pues este se sitúa en un nivel mas profundo y sutil.

Y la perspectiva o nivel “d” es lo que creemos es fundamental en la diferenciación dialéctica establecida por Jung a diferencia de la dialéctica freudiana. Aquí se señala una interacción en donde el paciente es capaz de ser conciente de aspectos inconscientes del terapeuta y que este ultimo en alguna instancia aun no es capaz de percibir de si mismo (o por lo menos no se da cuenta que lo está manifestando) y al contrario, sucede lo mismo con el terapeuta en donde este da cuenta de contenidos inconscientes que el paciente no reconoce en si mismo.
Así la dinámica entre “b” - “d” y “c” en relación al terapeuta puede dar cuenta de lo que ocurre psíquicamente en la contratransferencia en donde aspectos inconscientes del paciente se relacionan inconscientemente con los del terapeuta, pero que pueden alcanzar la conciencia de este, trabajo que es indispensable desarrolle este último en un trabajo psicoterapéutico.
Por su parte las “b” – “d” y “c” del paciente constituyen la Transferencia en donde este tiende a repetir las dinámicas vinculares reiteradas de su pasado con el terapeuta y que es trabajo de este mismo ayudar a llevar a la conciencia del paciente.

Desde esta perspectiva, esta diferenciación produce una expansión en las consideraciones y percepciones de lo que el psicoanálisis tiene en cuenta de lo que es posible de ocurrir en psicoterapia, al parecer son muchos mas factores los que estarían influenciando el cambio en la práctica clínica. Cabe preguntarse entonces ¿Es realmente posible un terapeuta que no se vea afectado en algún nivel por lo que le pasa a cada paciente que entra consigo a terapia? y por lo tanto, si cambia un sistema psíquico a través de la llamada dialéctica, recordemos la definición de Jung, en tanto que interacción entre dos sistemas psíquicos. ¿Podría no verse afectado el funcionamiento psíquico del terapeuta?.
A partir de lo ejemplificado en el campo transformativo comenzamos a preveer las diferencias fundamentales surgidas en la manera de percibir la psicoterapia, y por ende los factores que influencian el cambio.
Primero que todo, al definirse como interacción entre 2 sistemas psíquicos, estamos describiendo una situación en donde ninguno de los dos sujetos queda exento de ser afectado, pues el estar en este tipo de relación (que ya no es solo física, sino además psíquica) las fronteras (aparentemente) establecidas por el psicoanalista, se diluyen y queda inmerso y vulnerable a las influencias psicológicas de la situación terapéutica.
Por lo tanto la relación en psicoterapia ya no estará limitada sobre lo que le pasa al paciente en si mismo, sino, además en gran parte a lo que me pasa a mi con respecto a él y a él con respecto a mi.
Desde estas consideraciones vamos viendo como el proceso en psicoterapia se complejiza mas y el cambio abarca mayores dimensiones de las que creíamos posibles.

Sin duda representa sino una amenaza y/o un riesgo para el terapeuta, ¿Por qué entonces se utiliza este método dialéctico?

En primera instancia o vulgarmente se cree que lo dialéctico es simplemente un método utilizado a través de la palabra y que el intercambio de aspectos concientes e inconscientes se realiza principalmente a través de esta. Sin embargo la práctica clínica enseña, que el cuerpo tiene mucho que contar, junto con posturas, gestos voluntarios e involuntarios (en su mayoría) entre otras manifestaciones, por ende al tomar en cuenta al cuerpo dentro de esta comunicación, extendemos la importancia de lo que ocurre “entre nos” en el proceso Dialéctico y este no solo se expande a las “curas por el habla” sino a toda posible técnica e intervención que tenga como principio abarcar en grado profundo o significativo aspectos individuales del paciente.
Hay técnicas que remiten a solucionar aspectos particulares, a complicaciones específicas las cuales son válidas a partir de lo que el paciente estipula como necesario trabajar, para ello la intervención dialéctica puede ser reemplazada por intervenciones más superficiales y de poca duración.
El terapeuta puede hacer uso de procedimientos más “mecánicos” y automáticos para su tratamiento, que en rigor son complicaciones menos rigurosas y más “superficiales” en cuanto no requieren profundo examen de la realidad o historia del paciente. Sin embargo un estudio profundo en psicoterapia implicará tomar en cuenta aspectos únicos e individuales del paciente que no se pueden pasar por alto y que por lo tanto la relación paciente-terapeuta se hace necesariamente un proceso dialéctico (Jung, 2006).

Esto implica que en el proceso dialéctico de una psicoterapia es fundamental reconocer la complejidad y la diversidad de los procesos psíquicos de cada paciente lo que se traduce en la capacidad de lograr ser El mismo, de manera que “la cura” y/o el cambio sean gradualmente posibilitados por el propio proceso del individuo y claro está, que, desde esta perspectiva, la transformación del paciente en cuanto a cura va a estar determinada no solo por el mismo, sino aspectos o contenidos que escapan, de manera significativa, al acontecer conciente de ambos, paciente y terapeuta.

Entonces el cambio estaría posibilitado en primera instancia por lo que el paciente desea trabajar y hacer por si mismo (esto considerando aquello que sabe o que no sabe de si mismo o aquello que lo impulsa a la transformación).

Pero aquí nos encontramos con otra dificultad teórica. Si el paciente no sabe que es lo que lo impulsa a cambiar y tampoco sabe en que momento llega a convertirse en lo que propiamente es. ¿Qué determina la conclusión de su cambio, transformación o cura en el proceso psicoterapéutico?

Volvemos entonces a lo que el procedimiento dialéctico nos puede entregar al respecto.
Como lo dialéctico se realiza desde una fenomenología acerca de lo observado, en este caso, del paciente, de sus procesos, este deja fuera de si cualquier prejuicio y dirección que pueda pretender dar el terapeuta. El proceso responde simplemente a lo que el paciente quiere para si. Esto se puede ver retratado en casos en que la persona posee ya una marcada individualidad y define su transformación como un costo excesivo para su personalidad (Jung, 2006), al terapeuta no le quedaría más que retirarse y no forzar una transformación o un cambio, así posibilita la apertura creativa al proceso de individuación.

Este proceso de cambio espontáneo y natural denominado por Jung como individuación es percibido por los pacientes por ejemplo como influjos de imágenes que surgen principalmente en el ámbito onírico de manera espontánea y la capacidad de restitución compensatoria entre lo conciente y lo inconsciente permite un conocimiento mas acabado de sí mismo abarcando su totalidad.

Por ello, la individuación desde este punto de vista resulta ser la tendencia innata de la psique para alcanzar la totalidad.



Bibliografía

-Jung C.G. (2006), La práctica de la psicoterapia, Cap. II consideraciones de principio acerca de la psicoterapia práctica, en obra completa Vol.16, Madrid: Trotta.

-Sassenfeld A. (2010) cátedra psicología clínica, “Perspectivas sobre el cambio en psicoterapia”, Universidad del pacifico, Santiago de Chile.

-Banderas, F. (2009) Cátedra psicología de la comunicación, “El campo Transformativo” en clase “El símbolo y Paradoja”. Universidad del Pacífico. Santiago de Chile.