Introducción

El blog tiene la intención de esparcir conocimiento en áreas como la psicología, espiritualidad y misticismo, la información tendrá como fuente autores relacionados con las temáticas anteriormente señaladas, ademas de mi propia autoria. La finalidad no es dar información o conocimiento que yá se conoce sino contribuir con el mismo según mi propio trabajo y reflexión ,por su misma naturaleza las palabras expresadas serán de un aliento hipotético, sin fin de absolutismos ni caracteres de verdades únicas.Que este blog contribuya no solo al autoconocimiento, sino a la reflexión de cada uno de los lectores, en planos tan altos como el espiritual hasta el tan cotidiano terrenal.

martes, 2 de julio de 2013

V Parte El Árbol de la Vida Cabalistico: Las esferas de Netzach, Hod, Yesod y Malkuth.








Netzach, La Victoria y Hod, el esplendor



El espíritu encarnado después de Tiphareth entra en el mundo de Maya o de la ilusión. Desde este punto se vivencia al uno como múltiple, la luz blanca se visualiza en sus múltiples colores, no se conoce a Dios mismo, sino más en sus múltiples manifestaciones. Por esto Netzach corresponde al mundo de las masas y no más al de la individuación. Netzach representa los instintos y las emociones que muchas veces estos suscitan. Hod por su parte es una esfera correspondiente al pilar de la Forma, se sitúa por debajo de Geburah y como es característico de este pilar, es el que inviste de forma a las ideas o a las fuerzas generadas en su esfera acompañante, en este caso a Netzach (la emoción). Debido a esto Hod representa a Geburah en un lugar inferior, significa el intelecto, a la razón que da forma a los pensamientos y los moldea de tal forma que sean congruentes a la emoción. Así se adquiere una fuerza psíquica (pensamiento revestido de emoción): un símbolo.

En Netzach es donde los símbolos que utilizamos como mediadores psíquicos adquieren su poder, pues es justamente esta esfera, la de la emoción, la que entrega al símbolo mismo la fuerza emotiva que requieren para actuar en el plano de la psiquis. Si Netzach es la emoción, Hod es la Mente o la psiquis del hombre. De esta manera entre la reconciliación e integración de este par de opuestos es como nos abriremos camino hacia la belleza que Tiphareth contiene. Entre las emociones y la psiquis es donde el hombre puede hallar una puerta que lo conduzca hacia esferas más altas de su ser. Esta puerta es lo que se conoce con el nombre de arquetipos (que anteriormente habíamos nombrado), pero es de central importancia precisamente en estas esferas donde su función tiene la raíz hacia mundos mas sutiles y elevados de conciencia. Por ello para explicitar más este punto integraremos los conocimientos que C.G. Jung (2002) nos puede dar al respecto:
“…La reproducción de formas arquetípicas de la conducta psíquica pueden crear un horizonte más amplio y una extensión mayor de conciencia, a condición de que se consiga asimilar e integrar en la mente conciente los contenidos perdidos y luego recuperados. Puesto que no son neutrales, su asimilación modificará la personalidad al igual que ellos tendrán que sufrir ciertas alteraciones. En esa parte de lo que se llama <<Proceso de individuación>> la interpretación de los símbolos desempeña un papel práctico importante. Porque los símbolos son intentos naturales para reconciliar y unir opuestos dentro de la psique”. (pg. 97)
 Por ello la verdadera importancia de la unión de los opuestos lo mental (Hod) y lo emocional (Netzach) es que entre ellos existe una equivalencia de contenidos que operan en conjunto para lograr un mayor nivel de conciencia, una integración de contenidos (arquetipos), donde la individualidad se une a la personalidad.


Yesod, El Fundamento 


“Yesod, como lo hemos visto, refleja el sol de Tiphareth, el cual es Kether en un arco inferior.” Dion Fortune
Yesod es el principio dinámico en que operan las fuerzas a través de las energías sutiles, es aquel plano que está por sobre el material o también aquel que opera por sobre los 4 principios básicos que conforman la materia (los cuatro elementos). Yesod corresponde al 5to elemento que dota de energía a los 4 anteriores, por ello Yesod es el elemento Éter. Antes que cierto pensamiento (Hod) pueda manifestarse, es necesario que pase por este plano etérico y se llene de las energías que ahí se revisten de ideas y emociones (Netzach), para poder llegar al mundo material (Malkuth). A Yesod se le conoce como el centro mismo, donde las energías primordiales emanan, es el motor del universo en constante flujo y reflujo. Es el receptáculo de las emanaciones de los otros Sephiroth que lleva estos contenidos hasta densificarse y plasmarse en el mundo físico. En un plano microcósmico podemos hacer la analogía en cuanto a estados de conciencia. Si bien dijimos que Chesed, Geburah, Binah y Chokmah representan al yo superior, Netzach, Hod y Yesod (triángulo inferior) representan la personalidad del alma, es decir, lo encarnado. Tomando individualmente a Yesod dentro del pilar central del Equilibrio podemos ver que Kether es el Súper-conciente, Tiphareth el Conciente y Yesod es el Inconsciente. Por ello se dice el motor del universo, donde se haya toda la fuerza y el poder. Y es justamente el inconsciente el que dota de energía psíquica a la personalidad, pues ahí se hallan las fuerzas libidinales del ser que están en frecuente pugna (Hod y Netzach)


Malkuth, El Reino



Se encuentra en la base del pilar del Centro, el Pilar del Equilibrio y se puede observar a simple vista como una de las esferas más aisladas de todo el Árbol. Sin embargo esto es así ya que se dice que Malkuth recibe todas las influencias y es el catalizador de todas las formas y fuerzas de los demás Sephiroth. Es el resultado final de todas las actividades del Árbol y por ello representa al mundo tangible, aquel que puede ser percibido por nuestros sentidos más ordinarios e inmediatos. Por ello el Reino está conformado por los 4 elementos básicos de la materia.

Malkuth encierra todas las partículas que han descendido desde las esferas más sutiles, ya sean pensamientos (Hod) o emociones (Netzach) y que luego llegan hasta Yesod, que las reviste de materia etérica para luego densificarse y manifestarse en Malkuth. Quedará más claro con el siguiente ejemplo: si una persona se encuentra melancólica por la pérdida de un ser querido, con el tiempo esta emoción (Netzach) de melancolía puede llegar a ser tan fuerte y sostenida en el tiempo que se transforma en depresión, con sus consecuentes pensamientos (Hod) de muerte, angustia y vacío. Esta energía psíquica puede ser tan potente y mantenida que tiñe todas sus experiencias en adelante, logrando así una densa masa psíquica (Yesod) en su pensamiento y por consecuencia una manifestación en sus órganos físicos (Malkuth), lo que conocemos como enfermedad o sintomás físicos.
Por consecuencia podremos comprender entonces que lo que en el mundo físico o de la materia sucede, es el resultado de múltiples interacciones ocurridas a priori en planos más sutiles de la existencia y que lo que al mundo físico acontece no es más que el síntoma a la vista.
En palabras de Dion Fortune: “La función formadora y concretizante de Malkuth es lo que hace tangible, visible y definido lo que en las plantas superiores es indefinido e intangible; es el gran servicio que presta a la manifestación, y es su poder característico. Todas las luces, es decir las emanaciones de los demás Sephiroth, se iluminan, y de consiguiente, se visibilizan, tan pronto como son reflejadas por aspectos concretos de Malkuth.”
Nota: Los cabalistas no se refieren a la materia como ser puramente físico, si no además el aspecto psíquico y sutil de esta, es decir, las 4 condiciones según las cuales puede existir la energía. Elementos que están presentes hasta el Mundo de la Formación (Netzach, Hod y Yesod).
El cuerpo, plano o vehículo etérico en las tradiciones místicas también es considerado de cierta forma como parte del mundo físico.


Referencias:

-Fortune Dion (2001), Kabbalah Mística, Editorial Kier. Disponible en e-book: http://www.samaelgnosis.net/libro/pdf/cabala_mistica.pdf

-Jung, Carl Gustav (2002), El Hombre y sus Símbolos, Editorial Caralt.