Introducción

El blog tiene la intención de esparcir conocimiento en áreas como la psicología, espiritualidad y misticismo, la información tendrá como fuente autores relacionados con las temáticas anteriormente señaladas, ademas de mi propia autoria. La finalidad no es dar información o conocimiento que yá se conoce sino contribuir con el mismo según mi propio trabajo y reflexión ,por su misma naturaleza las palabras expresadas serán de un aliento hipotético, sin fin de absolutismos ni caracteres de verdades únicas.Que este blog contribuya no solo al autoconocimiento, sino a la reflexión de cada uno de los lectores, en planos tan altos como el espiritual hasta el tan cotidiano terrenal.

martes, 31 de mayo de 2016

Continuación: El cuerpo como lugar de encuentro entre la psicología analítica y psicodrama. Psicodrama y Transferencia.

Psicodrama y transferencia

*Imagen: Paul Klee

Desde estas consideraciones vamos viendo como el proceso en psicoterapia se complejiza más y el cambio abarca mayores dimensiones de las que creíamos posibles.
Respecto a las consideraciones que el psicodrama hace del fenómeno de la transferencia, no se aplica exclusivamente al vínculo terapéutico, y consecuente con el yo – tú de la filosofía del momento de Buber (Bello, 2000), no podríamos hablar de contratransferencia, ya que este término alude al efecto que el paciente ejerce sobre el terapeuta y que toda respuesta que el terapeuta manifieste es producto de la re-acción a los propios contenidos del paciente, esta omisión de la propia historia de quién está puesto en lugar del terapeuta, no es posible si seguimos los principios epistemológicos y filosóficos del psicodrama. Más bien, esta hace referencia a una concepción espacio temporal donde presente/pasado/futuro se estructuran en un continuo que no “es, fue y será” sino “está siendo” en el momento presente del aquí y ahora. Del mismo modo, la dimensión espacial contiene historias tanto del terapeuta como del paciente que emergen y se actualizan constantemente en dicho espacio del aquí y ahora (Rojas-Bermúdez, 1987). Desde este punto de vista para la terapéutica psicodramática no es relevante la linealidad de los hechos en tanto causa efecto, sino la circularidad como continuo temporal de un proceso, lo cual está en directa complementariedad en como Jung consideraba el abordaje de los fenómenos psíquicos, en tanto manifestaciones de lo inconsciente que no están sujetos al espacio-tiempo, no por ello dejando de lado la historicidad de los hechos biográficos personales.
Para dar respuesta al fenómeno transferencial surge el concepto de tele, que Moreno lo definió como la capacidad de percibir, de manera objetiva, lo que ocurre en las situaciones y lo que sucede entre las personas que en psicodrama hace referencia a la empatía recíproca, que conlleva aspectos compasivos, pero no necesariamente de simpatía. De esta manera, en la terapia psicodramática se busca el equilibrio entre el análisis de la transferencia y el tele y los contenidos contingentes (Reyes, 2007).
Según Bustos (1985), el cuerpo teórico básico del psicodrama es la sociometría, que en términos generales es una teoría de las relaciones interpersonales que se centra en la dinámica vincular de las personas,

Los seres humanos se vinculan a partir de tres signos básicos: el positivo, negativo y neutro. La coincidencia en un vínculo de dos signos de la misma denominación se llama mutualidad, la elección con dos signos diferentes, incongruencia (…) Todo vínculo se realiza a través de un rol con su rol complementario… Los roles se agrupan en conjuntos a través de similitud funcional que se denominan clúster (Bustos, 1985, p.17)

Íntimamente ligado a la dinámica vincular aparece el factor tele aludido anteriormente. Al respecto Bustos enuncia que el factor tele correspondería a toda transacción que se pudiese dar entre personas, y que de éste derivan dos caminos: el tele que aseguraría la correcta percepción recíproca al que da lugar el encuentro; y la percepción distorsionada del otro que daría lugar a la transferencia. Al respecto enuncia lo siguiente:

El indeseable aspecto transferencial del factor tele es, sin embargo, un importante indicador que conduce la terapia hacia donde es necesario dirigirla. Denuncia las figuras internas a los que los roles han quedado fijados. Es así que el vínculo terapéutico se asienta en el aspecto Télico de la comunicación. (Bustos, 1985, p.17)

Como ya se sabe, evolutivamente el ser humano se desarrolla a partir de un complementario primario del cual se hace necesario diferenciarse en busca de nuevos complementos. Mientras más roles complementarios y sanos logre ejercer un sujeto, mayor será su grado de salud.
Siguiendo esta idea, el factor tele y transferencia considerado en el paradigma psicodramático, impulsa a realizar paralelos entre los planteamientos de Jung respecto a los fenómenos posibles de emerger en el campo transformativo, ya que ambas teorías permiten profundizar en los fenómenos relacionales que se observan ya sea en una imaginación activa, en el trabajo con sueños, en una relación diádica como así también en una dramatización, ya sea de una escena de la historia biográfica, del trabajo con los sueños o de la amplificación dramática de un motivo colectivo como un mito, cuento, película, etc.

Desde esta perspectiva, pudiéramos hablar de un campo transformativo psicodramático. Y en este espacio el lenguaje es cognitivo, afectivo y corporal, es decir, una triada psicodramática, donde drama tiene un sentido de drama=acción, es poner la psique en movimiento, donde indudablemente no podremos dejar el cuerpo de lado.
En este sentido, Fernández (2013) menciona que,

La dramatización descompone como un prisma una multiplicidad de aspectos que se expresan en imágenes que configuran interpretaciones desde diferentes dimensiones: conceptuales, sensoriales, afectivas, emotivas, intuitivas, axiológicas. Es así como la evocación de las imágenes y su representación permite no solo la elaboración de las situaciones conflictivas, sino también la expresión de las posibilidades latentes (p. 33).

En este sentido, la triada psicodramática forma parte de un aspecto fundamental de la teoría Moreniana. Consiste en que el ser humano se constituye como tal a partir de tres dimensiones fundamentales, y si bien cada una de ellas opera desde mecanismos propios, no hay preponderancia de ninguna por sobre de las otros dos; es decir, mente, cuerpo y afectos ocupan un lugar igualmente trascendente y determinante en la estructura del sujeto.

Esto no significa que no haya distinción alguna respecto de las funciones que cumple cada dimensión, y de cierta forma el camino evolutivo del sujeto ya descrito anteriormente, además del logro de la autonomía, la adopción de roles sociales y la flexibilidad en los mismos, tendrá que ver con la capacidad de sentirse integrado, tanto en lo que ocurre a nivel mental, corporal y emocional. Estas incongruencias o congruencias que puedan aparecer en la relación con el terapeuta, emergen a modo de transferencia o tele.

Referencias:


  • Bello, M. (2000). Introducción al pensamiento de J.L Moreno. México: Editorial Colibrí.
  • Bustos, D. (1985). Nuevos Rumbos en Psicoterapia Psicodramática. Buenos Aires: Editorial Momento.
  • Fernández, N. (2013) Psicodrama Arquetipal. Edit. Escuela venezolana de Psicodrama. Caracas, Venezuela.
  • Rojas-Bermúdez, J. (1987) ¿Qué es el psicodrama? Buenos Aires: Editorial Paidós

No hay comentarios: